No obstante, los expertos afirman
que esto habría sido solo un mito, a pesar de que se ha comprobado que la
descomposición del agua ardiente provoca hongos que inducen a propiedades
alucinógenas, induciendo al organismo a liberar suficientes hormonas para
incrementar la agresividad y la fuerza, de hecho los Berserkers nórdicos
entraban en trance de la misma forma.
Hoy incluso esta confirmado el
mito chileno de la Guerra del Pacifico que cuenta que la toma del Morro
de Arica en solo 55 minutos fue debido al uso de esta bebida, incluso se habla que el “suicidio” de
Arturo Prat en el combate naval de Iquique fue posible gracias a que Prat se encontraba
bajo los efectos de esta bebida, como afirma el investigador Lamberto Ulloa. A pesar de esto, los intelectuales más respetados insisten en
que esta bebida estuvo poco presente durante el conflicto.
La testarudez de la
historiografía oficial, e incluso de las autoridades de gobierno de reconocer
un hecho tan anecdótico de la guerra sigue llamando la atención de varias
personas interesadas en historia, dando paso a teorías de conspiración.
Al parecer, esta bebida al tener
las propiedades descritas sería la verdadera causa de que Chile haya ganado la
guerra del pacífico, constituyendo esta fórmula de súper poderes en una
autentica arma secreta.
Pero la historia es un poco más
hilarante que eso, pues la explicación a porque los historiadores prefieren
mantener en secreto este poderoso brebaje no sería por ser un arma de guerra,
sino por sus efectos secundarios revelados en el experimento que hicieron en el
programa norteamericano MythBusters en su ultima temporada en la que realizaron
una gira por Latinoamérica.
También existe un documento que
habla de los orígenes de este trago circulando entre los historiadores
chilenos, en torno a los cuales existe una verdadera conspiración del silencio
para no sacarlo a la luz. Incluso el gobierno colabora en darles respaldo y
destruir otros documentos que delaten la existencia de la verdadera historia.
Dichos pergaminos corresponderían
a los cuadernos de bitácoras del profesor Joseph Cavor en su paso por Chile.
Al parecer, mientras el
científico británico estuvo en nuestro país tuvo contacto con ciertos brujos y
chamanes que le dieron la idea para una solución química que le proveyera del
combustible que necesitaba para sus investigaciones aeronáuticas.
No obstante, ninguna de las
soluciones que probó tuvo el efecto esperado, por lo que el británico abandonó
su investigación poco antes de partir de Chile, dejando olvidadas sus bitácoras
que terminaron en las manos de su aprendiz y asistente Francisco Tadeus Ortega.
Este estudiante de alquimia
habría utilizado la última solución que probó Cavor para un fin distinto. En
lugar de tratar hacer volar maquinas voladoras lo probó como droga potenciadora
en los soldados chilenos. La solución final estaría compuesta de agua ardiente
y pólvora, más un mineral desconocido que se supone encontró Ortega en la
provincia de Arauco, pero hasta el día de hoy no ha podido ser identificado, a
pesar de que Ortega respaldó en el mismo cuaderno sus observaciones de su nueva
investigación.
El experimento fue respaldado por
las autoridades chilenas de la época, siendo un éxito rotundo como quedo
demostrado en la toma del Morro de Arica. De hecho el mismo ministro de guerra
de entonces, Rafael Sotomayor, habría probado el brebaje y durante una semana
experimentó sus extraordinarios efectos gozando de una vitalidad y fuerza sobre
humana, además de no necesitar beber agua, defecar, ni dormir en pleno
desierto. No obstante, un hecho que vino a disminuir los ánimos por la victoria
en Arica fue su repentina muerte, que quedó sin aclarar en ese entonces pues se
dice que cuando lo encontraron en su carpa del campamento, su cadáver despedía
una terrible peste y ni el doctor con mejor estómago quiso hacerle una
autopsia, la que quedó postergada para después de la guerra.
Así, las tropas chilenas habrían
avanzado imparables hasta llegar a Lima, iniciando la ocupación.
Durante ese período los desmanes,
destrozos, saqueos y violaciones que se dieron habrían sido más constantes (se
dice que día y noche sin parar) y excesivos de lo que nos contarían los libros
de historia, pues los soldados continuaron bebiendo el adictivo súper brebaje.
Todo lo anterior se habría
producido en una semana y no en dos años como se dice oficialmente. Al parecer,
al octavo día de haberse instalado en la ciudad se inició una auténtica
pesadilla para los chilenos.
Durante dicha tarde, las energías
en todo el ejército habrían cesado, los rostros de los hombres se tornaron
pálidos y decaídos, y un crujido general se escuchaba en toda Lima. Dicho ruido
provenía de las entrañas de los uniformados.
Durante el resto de la tarde y
noche habrían sucumbido a una diarrea colectiva de tal magnitud que, según dice
el mito entre el cerrado circulo de historiadores que maneja este secreto,
vertió tal cantidad de excremento en las calles de la ciudad de los reyes que
la dejó apestando a ella y a sus habitantes hasta el día de hoy.
Luego de eso, miles de soldados
regresaron en masa a Chile, sin contarle a nadie su incomoda experiencia. Al
parecer sería este hecho la verdadera razón de porqué Chile no continuó
expandiéndose territorialmente en los territorios que habían conquistado sus
tropas.
Según se cree, la evacuación
intestinal se debió a que luego de una semana comiendo comida peruana, que como
se sabe es rica en ají y otros condimentos picantes, habría actuado como
detonador de la pólvora almacenada en los intestinos de los soldados,
provocando la colitis.
Otro mito dice que mientras
defecaban desesperadamente, aquellos que fueron más viciosos con la bebida
literalmente explotaban, y sus trozos de
carne quedaban mezclados en un montículo de caca y tiras de uniforme.
Algunos creen que esto mismo fue
lo que le pasó a Adam Savage, protagonista de MythBusters, quien murió, según
sus amigos, en un accidente de moto en Lima, ciudad a la que se habían
trasladado luego de su paso por Chile en el marco de su especial “Mitos
Latinos”.
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