jueves, 21 de octubre de 2010

La Entidad


Llego a aquel lugar, antecedido por la neblina. Por alguna razón siempre coincidimos. Estoy, pero no estoy. Hay mucho espacio abierto, como siempre. Es un campo. Hay verde por todas partes, pero el cielo esta nublado. Avanzo lo que para una persona normal serían horas a pie. Aunque esa fuera mi velocidad límite ni me daría cuenta del paso del tiempo. Me topo con una casa, pequeña, pero es lo único que destaca en medio del enorme paisaje. Adentro esta una familia. Tienen el televisor y unas pocas luces encendidas. Están cenando ¿O almorzando? Sea lo que sea no hay nada que me llame la atención. Sigo mi camino. Al irme creo que derribe un adorno de la sala de estar, sólo la hija se dio cuenta. Atravieso la pared y continúo.

Tengo recuerdos vagos de aquel día, sólo unos pocos más de los que me quedan de mi vida anterior, si es que la tuve claro. Ya no estoy seguro de nada, al final todas son sombras, siluetas de cosas que quizás fueron, que pudieron ser, pero que ya no tienen importancia.
No quiero ser como otros de mi clase que se aferran a eso, que es todo lo que les queda y terminan viviendo de ese pasado. Aunque no se si la palabra vida sea la más adecuada.
Son vagos los recuerdos que tengo, es como una película en blanco y negro, como un episodio de una de esas series viejas donde toda la grabación se esfuerza por transmitir la tensión del momento y termina volviéndose tediosa si no tienes la disposición para captar la atmósfera. Pues yo me visualizo así, sentado en una banca, en una sala con las paredes desnudas, más bien un pasillo, recuerdo que debió pasar al menos una persona cerca de mí, pero sé que había más de una haciendo los preparativos para lo que me esperaba.
Otra imagen: un asiento similar es donde me encuentro entonces, otra vez encorvado y sin mirar a nadie a los ojos. Deprimido, no quiero hablarle a nadie. Estoy quebrado, no por lo que sé que me harán, seguramente lo que debí hacer para merecerlo me llegó del mismo modo a la consciencia. Frente a mí esta el estrado del juez, y él es grabado por alguna cámara que no esta en mi campo visual, pero que capta toda la sentencia.
-Por el poder que la federación ha investido en mí, en vista de sus horrendos e indescriptibles crímenes contra la humanidad, será sentenciado a la pena máxima de nuestro sistema legal: ¡El Hom-Dai!
Era todo un tabú, el debate que armó el veredicto dio para hablar un buen rato, o al menos escuché a un par de personas hablar sobre eso en la radio de algún lugar donde me tenían sentado y esperando. No había pena de muerte en la utópica federación, pero la gracia de esta sentencia es que el ingenio de sus autores había logrado crear algo aún peor.

Estoy de nuevo en la ciudad, me confundo, me enredo bastante por todo lo que se mueve y se eleva a mí alrededor, me detengo en un edificio, es un gimnasio, entro. Recorro, recorro, recorro… Me detengo en un camarín, frene bruscamente pues sabía lo que podía encontrar, la suerte quiso que así fuera: Una mujer cambiándose de ropa, todo lo que vestía en ese minuto era su sostén, tan hermosa y sensual, buenos pechos y buena figura, como se podía esperar de alguien que frecuentaba el gimnasio, creo que era modelo, no lo se, lo importante es que todo lo que quería era tocarla, se inclino para recoger algo, tenía su trasero irresistible frente a mí. Aunque sea quería abrazarla por atrás, mi máxima ambición era penetrarla. Extendí la mano, tímido y titubeante, para agarrarle una nalga, estaba temblando, lo intenté, apreté los dedos, no pasó nada. No sentí nada. Mis dedos atravesaron la carne y ni ella ni yo sentimos absolutamente nada. Terminó de cambiarse y se fue más rápido de lo que esperaba. La frustración en mí fue mayor que nunca. Reconócelo, no te atraía de verdad, ya nada de atrae, no tienes genitales, no tienes dedos, no tienes carne, no sientes nada, no tienes nada y no eres nada… para qué seguir engañándose.
Mientras más conciencia tomo de mi estado más desesperado me vuelvo. Ha sido tan gradual que ni me he dado cuenta. Esto esta afectando mi juicio.
En fin, con todo este pesar en mi pecho atravesé el muro y seguí mi camino.

El ambiente ya no es tan retro, ahora los aparatos que me rodean son más modernos, las cámaras que me acosan en el camino son fastidiosos insectos robóticos voladores con sus pequeñas pero poderosas cámaras moviéndose con la velocidad de un colibrí por todos lados, tomando todos los ángulos importantes en pocos segundos, algunas incluso están coordinadas para captar mejor la escena en grupo. No recuerdo si había algún humano en medio de ese enjambre de robots reporteros, pero los guardias que me escoltaban a mi patíbulo si recuerdo que eran robots, grandes, fríos y grises, como uno se imagina a un robot, precisamente para intimidar más. A mí eso nunca me hizo efecto, sólo seguí mirando al piso como todo buen condenado.
Era de noche, eso si recuerdo, el trayecto fue un viaje de sólo unos metros a la intemperie en los que tenía que pasar de un edificio a otro, pero los robots no necesitaban más que eso para volver la escena interminable con sus cámaras.


No puedes ni gritar, a veces un grito de desahogo ayuda, pero no puedes ni hacer eso.


Finalmente estoy aquí, dentro de la cabina, en medio de un avanzadísimo laboratorio con toda la tecnología que se pueda concebir lista para ejecutar mi sentencia. Creo que afuera habían reporteros tomando más imágenes en una plataforma arriba de la cabina a una distancia prudente, pero no estoy seguro.
La cabina era lo importante, era enorme y sus paredes sumamente gruesas y dentro de ella en el techo había una especie de hélice con la mitad de sus aspas dobladas hacia abajo. Durante la ejecución se alargaron aún más y me cubrieron por completo y giraron, giraron cada vez más rápido, como a la velocidad del sonido. Las paredes estaban especialmente diseñadas para contener a la radiación que emitieron. Me bombardearon con todo el poder de una estrella.

En estos tiempos ya no se espera que termine el proceso. El Doctor Carl Allen salió para responder algunas dudas de los reporteros mientras este se llevaba a cabo.
“Recreando en cierta manera el proceso de fusión que se da en el sol logramos alterar su estructura molecular hasta el nivel subatómico, la transformamos en una nueva versión de la partícula conocida como neutrino”

Me tenía que doler, era lo más lógico, pero fue un dolor que puedo asegurar ninguna otra persona ha sufrido en la historia ¿Sabrán ellos eso? Es mucho más humanitario la pena de muerte que hacerme sufrir esto y encima lo que me deparará después.

“La mantenemos cohesionada mediante un leve campo de energía electroestática que también retiene a las ondas electromagnéticas copiadas de su materia gris y aún en funcionamiento manteniendo vigente su consciencia, lo que podríamos calificar como su “alma”
Primero la radiación comenzó lentamente a quemar mi carne, en lo que a mí concierne, eso fue todo el tratamiento de radiación, calor, y este calor se volvía más insoportable a cada instante.

“Es una de las propiedades de este tipo de neutrino, que es capaz de ser influenciado por la energía electromagnética. Verán, escogimos al neutrino porque es una partícula que es emitida constantemente por el sol y que bombardea muy seguido a la tierra, pero que no la afecta en lo más mínimo”

Súmenle a todo eso el poder centrífugo de las aspas. Jamás creí que las ráfagas de aire pudieran ser tan fuertes como para desprenderme los huesos. Los sentía fracturarse. Mediante algún mecanismo magnético lograban mantenerme adherido al mismo lugar donde estaba parado, era eso y mucho calculo que hicieron para no impulsarme hacia alguna dirección que me sacara de mi postura. Sólo sé que me tenían petrificado y sufriendo más de lo que se puedan imaginar.

“Es mucho menos que aire, es totalmente imperceptible, no tiene materia y no influye en absolutamente ninguna cosa que conozcamos.”
“Son partículas fantasmas, se podría decir, y lo que hicimos fue eso, transformar la materia de la que estaba compuesta el recluso en neutrinos de modo que lo transformamos en una suerte de fantasma. No podrá sentir absolutamente nada, ni frío, ni dolor, ni calor, ni placer, ni euforia o alegría, no oirá nada y durante sus primeros meses estará ciego, no será nada y absolutamente nadie se dará cuenta de que existe.”

Mis ojos lloran, pero las aspas secan las lágrimas, están inyectados de sangre, y ahora la sangre esta hirviendo. Toda la sangre de mi cuerpo transmite el calor de la radiación.
Ya no siento dolor, la cabeza de cualquiera recurre en esa situación a dejarte inconsciente, a tenerte en otra parte, vez tus recuerdos, desde la infancia hasta los de unos días atrás, pero algo pasa… ¿También se metieron con eso? Se pierden, uno a uno siento que se van…
-¿Y siente algún tipo de dolor, doctor?
-Ninguna investigación ha comprobado que se experimente algo parecido al dolor en el proceso, es una sentencia mucho más humanitaria que la pena de muerte, pero que nos da la oportunidad de darle el escarmiento que se merece, más largo y duro que la cadena perpetua. Para concluir podemos decir que la entidad puede mantenerse “viva” por al menos doscientos años, por lo que no se estaría rompiendo ninguna de las leyes de eutanasia, que especifican que por más miserable que sea un individuo a este sólo se le puede permitir el suicidio asistido después de los ciento cincuenta años de edad, pero esperamos que la soledad termine por hacerlo sufrir lo suficiente para entonces…

Luego de eso sólo recuerdo que aparecí en medio de un desierto, no muy árido, estaba en una parte donde aún brotaba un poco de vida vegetal, también estaba nublado ese día. Creo tener, ni siquiera la idea, sino el sentimiento de que hubo un tiempo en medio en el que vague por la nada, como en el vacío, pero no se percibía nada, en verdad fue más que nada como un sueño del que ni siquiera estás seguro de haberlo tenido… Como sea, lo que sí se es que aparecí allí, no se si me enviaron allí intencionalmente, a un lugar del que jamás había oído en mi vida para desorientarme aún más, o si por alguna complicada ley de la física teórica los planetas se alinearon o algo por el estilo para que me materializara específicamente en aquel lugar que ni ellos mismos podían predecir.
Seguí mi instinto para salir, avance hacia donde creí que se acababa el desierto y entraba a un lugar más amigable. Me equivoqué, me adentre aún más en el desierto. Estuve harto tiempo ahí, pero como siempre no me percaté de eso. Como sea, ese día fue que empecé a vagar.
Lo que más me llamó la atención ese día es que estuviera nublado un desierto.

Estoy de nuevo en la ciudad, el idioma es raro y los carteles publicitarios bastante bizarros. Ya perdí el sentido del buen gusto para estimar si el lugar era de un país pobre.
Al menos se que estoy en la tierra, son muchos los planetas que conforman la federación, pero no se porque tenían que sentenciarme a la tierra ¿Lo harán así con todos?
Llegué a los suburbios. Estoy parado en una calle vacía y soleada. Veo a unas niñas corriendo. Tienen uniformes, son colegialas ¿Qué edad tenía yo cuando me sentenciaron? Creo que era bastante joven ¿Deberían atraerme? En esos pensamientos perdía el tiempo cuando las vi corriendo de nuevo, pero esta vez de terror. Algo las asustó. Miré hacia donde una de ellas había señalado. Era en una acera bajo la sombra de un árbol donde distinguieron cierta figura que las ahuyentó, estaba mas o menos lejos de mí, pero distinguí una figura, una silueta… sí, una persona ¿Transparente? Increíble. Sea como sea se desvaneció en poco tiempo. ¿Se habrá tratado de alguien más como yo? Yo fui uno de los primeros en ser sentenciado a esta pena tabú que era el Hon-Day, pero antes de darle un uso judicial debieron experimentar con alguien, con docenas de personas para llegar a ese resultado ¿Hay más como yo? ¿No estoy tan solo entonces? Aunque así fuera no nos podríamos comunicar, creo que tampoco coincidir en el mismo lugar, esto de movilizarse es casi involuntario, me da lo mismo el lugar donde este, pero aún así me sigo moviendo.

Pensar es mi único pasatiempo, lo único de lo que no estoy inválido, o al menos así debería ser, como estos sádicos verdugos sabían que aún tenía esta facultad con la cual pasar la eternidad se aseguraron que mi consciencia no se “copiara” con la mejor calidad a este “cuerpo”. Creo que fue también involuntario, es súper difícil retener la mente de un individuo en forma de ondas electromagnéticas, su deber era perfeccionar el proceso, pero en lugar de eso, para ahorrarse trabajo ellos y hacerme sufrir aún más a mí lo dejaron así, con esta “cabeza” que no sirve para nada, poco o nada es lo que recuerdo y ahora que me doy cuenta me cuesta hacer cosas tan fáciles como multi, multi… ¿Cómo era esa palabra?
Soy un inválido, uno incorpóreo, que no siente nada, condenado a una eternidad así y que a los ojos del mundo no existe.

A veces filosofizo, es lo más avanzado que puedo hacer, creo. Filosofizo sobre mi condición, pienso en lo que puede venir, se que me desintegrare en algunos años, no se cuanto, pero trato de inventar la forma de medir el tiempo, pero luego de un gran esfuerzo mental… ¿En qué estaba pensando?
Que no quede nada me causa una enorme frustración, todo a mi alrededor son sombras, siluetas que van y vienen a la velocidad de la luz, personas que se asoman, me traviesan, cielos que cambian de oscuros a claro constantemente, paisajes que mutan muy seguido. Ni siquiera puedo apreciar eso. Si me he topado con algo bonito no se, perdí la capacidad de apreciar varias cosas. A veces consigo moverme más lento, pero últimamente voy cada vez más rápido, esto es una ruleta que no para de girar. Jamás. No hay nada que pueda hacer al respecto, no lo puedo detener, a veces puedo sentir aburrimiento, eso y frustración, como sea siempre desemboco en la depresión. Son las únicas tres emociones que aún conservo y cada una siempre me lleva a la otra.
Me siento drogado, el mundo pasa a mi alrededor, yo literalmente no puedo hacer nada, sólo frustrarme, aburrirme, deprimirme, luego al revés, luego desde el aburrimiento paso a lo otro… ¿Me drogaba cuando estaba vivo o lo dije por decir?

¿Porqué frustrado? Creo que… sí, eso es, cuando estaba vivo todo lo que quería era dejar mi huella en el mundo, odiaba perder el tiempo y aburrirme, pues sentía que perdía oportunidades para alcanzar ese objetivo, la vida era demasiado corta (Nunca quise meterme en el cuerpo algún aparato raro o hacerme algún tratamiento que la alargara, creo que por distinguirme de los demás) y debía aprovecharla todo lo que podía, después de todo, ¿Qué sentido tenía vivir si no podía hacer algo significativo? Algo que quedara…
Ahora ni siquiera puedo mantener un pensamiento. Estos en verdad lo lograron, me quitaron todo, me arrebataron hasta lo más esencial, sé que me hago muchas preguntas a diario, pero creo que esta es la que más suelo hacerme: ¿Sigo siendo humano?

La frustración es todo lo que queda, eso y la depresión terminarán por volverme loco. Ya llevo años así y ya se ha acumulado bastante, ¿Y que hago al respecto? Nada, sigo vagando, no lo puedo detener, sigo penando por el mundo cargando este cada vez mayor malestar que, si tuviera la oportunidad, aunque sean sólo unos minutos de existencia física, buscaría detener con un arma para acabar con todo este tormento.
Pero incluso eso es imposible, estoy condenado a sufrir por toda la eternidad y ni los que me hicieron esto lo pueden detener, de hecho ni siquiera encontrarme…
Sí, sigue pensando en eso, sólo contribuyes a acrecentar tu depresión, piensa en otra cosa, veamos, dónde estoy ahora… curioso, este lugar parece la edad media.
Hay un castillo y gente con ropa andrajosa, los que no, andan a caballo y cargando banderas antiguas ¿Cómo llegué aquí?
Para variar esta nublado. Frente al castillo hay un río. La calle en medio es bastante concurrida, parece que es una especie de feria. Me metí en el castillo. Fui a parar a los pisos superiores, creo que en el campanario, había unos monjes que de un segundo a otro se pusieron de rodillas a suplicar desesperadamente y luego de eso huyeron raudamente.
Fui hacia donde estaban, allí no había nada, sólo la campana, pero tras ella vi a algo surgir detrás… Una figura.
“…Transparente… como quisiera poder hablarle…”
“Si puedes, escúchate” Me respondió
No sólo me veía, sino que también me escuchaba, podía comunicarme. Me dijeron que ya no podía sentir alegría, pero juraría que en ese momento sentí algo parecido.

“La telepatía era algo que no nos podían quitar”
“¿Fuiste condenada tú también?”
“No, yo si soy un fantasma, no uno sintético”
Fantasma… Eso era yo, fantasma, pero si me podía comunicar.
“¿Eres mujer?”
“Lo fui al menos”
“Pensé que los fantasmas… de las películas no existían”
“Claro que existimos, nos aparecemos muy seguido, incluso nos tienen grabados, puedo asegurarte que hay evidencia de nuestra existencia, incluso ellos la tienen”
“¿Pero cómo es posible? Cuando dices ellos hablas de…”
“Sí, los que te hicieron esto, experimentando con la preservación artificial de la consciencia descubrieron que esta podía darse perfectamente de manera natural, veras, el cerebro humano es un órgano hermoso, prácticamente perfecto, cuando su cuerpo muere es inconcebible que todo su poder se pierda, todo ese potencial del cual sólo conocimos una fracción en vida, aquellos que tienen la capacidad de controlar sólo una parte de ese poder natural, incluso inconscientemente, puede amasijar todos los pensamientos de uno en una bola de energía electromagnética que se desprende gradualmente del cuerpo tomando la forma de una entidad autónoma que, muy seguido tiene las mismas limitantes que tú”
No entendía cada palabra que me decía, he ido olvidando algunas, pero el sentido lo comprendí. Me habló de unos cazafantasmas que usaban equipo moderno y tecnológico para atraparnos (Sí, como los de la película) y que trabajaban para mis verdugos, en su época.
“¿Por qué dices en mi época?”
“¿Aún no te haz dado cuenta? Puedes viajar en el tiempo”
“En serio…”
Era verdad, no tenía masa, ni nada que me retuviera en un mismo espacio o tiempo, por lo mismo me desplazaba con la misma libertad de un lugar a otro.
“Por eso estamos en la edad media, y ellos… ¿También te hicieron algo?”
No se como, pero creo que me sonrió.
“…La época cambia, pero ellos siguen vigentes, siempre hay unos “Ellos” si te fijas bien, a mi me torturaron en este mismo lugar por acusarme de brujería… mis prácticas no eran malignas, me permitieron entrar en contacto con aspectos de mi que desconocía, eso y toda la rabia que me llevé con migo me retuvieron en este mundo”
“Justo como yo, yo también hice algo malo… aunque no recuerdo qué era”
“Te daré una pista…”
Me llevó afuera, ya era de noche. Un monje había tenido problemas con una prostituta que lo chantajeaba con publicar sus servicios hacia él, razón por la cual él mismo la eliminó. Presenciamos cuando tiraba el cuerpo al río, nadie lo vio más que nosotros. Descendimos hasta las profundidades del río a seguir al cuerpo. Seguimos hablando abajo. Ya cuando este había tocado el suelo submarino recordé…
“¡Claro! Ya recuerdo, soy un violador, por eso recordaba que me atraían las niñas jóvenes”
“Llevaste tu arte a un nivel que podríamos calificar como… industrial, por eso la sentencia fue tan dura con tigo”
“¿Por qué dices arte?”
“Acaso no lo era, tenías tus técnicas, tus métodos, tus manías y gustos, era tu pasatiempo favorito, la razón de tu vida y fue, sobre todo, lo que te permitió dejar tu…”
“Huella en el mundo”- Dijimos al unísono.
“Un filosofo pensaba que- prosiguió ella- un hombre completo de verdad, alguien que alcanzaba las máximas capacidades de un ser humano, lo que llamó “súper-hombre” era aquel que tenía su propia moral y lograba llevarla a la practica e imponer su voluntad por sobre la de los demás y lograr todas sus metas. Tú lo hiciste, a tú manera.”
“¿Cómo se llamaba ese filosofo?”
“¿Acaso importa? ni el tuyo ni el mío importan, lo que sí interesa es la idea, porque eso perdura, no las personas, sus obras, son abstractas y por lo mismo indestructibles, nadie las puede reprimir y nosotros somos ideas puras, por eso estamos aquí y por eso no pudieron deshacerse de nosotros.”
“Por eso se molestaron en darme esta tortura- Pensé- porque seguiría vigente, en cambio así lograban atormentarme hasta el fin”
“Pero no lo consiguieron ¿No lo ves? Te estas desligando de tu condena”
Desligando, se lo que significa la palabra, pero qué quiere decir… ¡Claro! El adorno de esa casa, logré derribarlo ¡Yo! ¡Yo pude hacer algo!
“Entonces… soy un fantasma ahora”
“No, el campo electroestático se esta disipando, pero eso sumado a la consciencia que tomas de ti mismo contribuyen a que poco a poco puedas liberarte”
“… ¿Cómo sabes tanto de mi tiempo? ¿Haz estado en él?
“Pues sí, ya sabes que el tiempo no es más que una ilusión y también lo es la muerte, pero remitida a los corpóreos, no a nosotros…
He visto tu mundo, luego de ti descubrieron el horrible sufrimiento que habías pasado, perfeccionaron la máquina para que no fuera así, pero la opinión pública condeno a esa sentencia. No obstante unos pocos siglos después volvieron a usarla, y esta vez sin ningún debate de por medio. La usaron industrialmente, con todos los criminales, son miles los que vendrán sin darse cuenta del futuro a vagar por distintos lugares”
“¿Podremos contactarnos con ellos?”
“Quizás, gradualmente.”
“… ¿Quiénes existieron primero, los de ellos o los naturales…?”
Su mirada me lo repitió: ¿Acaso importa el tiempo?
Pasaron unos instantes antes de que se me ocurriera qué más decir.
“…Siempre he querido ir al espacio”
“¿Por qué?”
“Es el único lugar al que no he ido, a vagar me refiero, en especial ahora me gustaría ir, ya que resulta que sí puedo apreciarlo en todo su esplendor.”
-¿Y porqué no vas?
-Porque la gravedad si afecta a los neutrinos, la tierra me retiene a su superficie.
-Pero también pueden viajar a la velocidad de la luz ¿por qué no lo intentas?
Me llevó nuevamente al campanario, me dio sus manos, estas tomaron más forma, al igual que las mías.
Las sentía… Mi visión ya no era mi único sentido, las últimas palabras de la conversación las había articulado con mi boca y las suyas las había oído con mis orejas, mi sentido del tacto también volvía.
-Olvida tus cadenas.
-¿Cuáles cadenas?
“Las de ellos”
Nos fundimos en un solo rayo y salimos disparados al cielo, a la velocidad de la luz. Recorrimos el firmamento como una estrella fugaz.
Algo de la filosofía de Nietsche, la moral, qué es bueno o malo, la justicia, la sociedad, una buena dosis de física teórica y metafísica y por supuesto el potencialmente infinito y desconocido poder de la mente humana fueron los temas que metí en este cuento y los traté de la manera más compleja que he hecho hasta ahora. Y Por su puesto, influenciado un poco por el Baradit y el Mike Wilson, con unos leves guiños al Experimento Filadelfia para aumentar la erudición y el misticismo de la física en este cuento, si me quedo algo coherente, o al menos bueno, júzguenlo ustedes.