lunes, 31 de diciembre de 2012

Cuento: Vida y obra de Howard Phillips

Para este breve relato me planteé una pregunta simple: ¿Y si Lovecraft hubiese sido chileno? ejercicio ucrónico que desarrollé con bastante fluidez. Las coincidencias de género y biográficas son bastantes. Disfrútenlo:

Howard Percival Phillips (1923-1969) nació en Santiago de Chile en el ceno de una familia aristócrata de ascendencia británica. Su padre era William Phillips, un comerciante porteño descendiente de una larga tradición de empresarios aduaneros. Se cuenta que los orígenes del clan Phillips se remontan a la llegada de Sir Willbur Phillips a Valparaíso en 1836 desde el puerto de Liverpool.
Fue poco antes del nacimiento de Howard que su padre decidió vender todos sus negocios en Valparaíso para instalarse definitivamente en una de sus propiedades en Santiago y continuar sus labores comerciales en diversos negocios de la capital.
Desde pequeño Howard fue criado bajo el sobre-protector cuidado de su madre y de su autoritario padre. Se cuenta que no conoció más allá del patio del palacio donde  habitaban en Santiago Centro hasta los nueve años. Su madre lo disuadía de juntarse con los demás niños del barrio, afirmándole que él era distinto a ellos, que era superior y los demás no eran más que unos “negros rotos e incultos”.

martes, 25 de diciembre de 2012

El estado de la Sci-Fi hard en Chile


La ciencia ficción en Chile ha tenido logros esporádicos, y en especial durante sus inicios, aislados, además de períodos de larga inactividad. Es durante la última década, con múltiples exponentes y obras producidas, en el marco de la llamada “revolución fantástica” que ha surgido el interés por sistematizar y crear escuelas en torno a los escritos producidos, consolidándola como género literario en nuestro país, e iniciando los diálogos y comparaciones pertinentes con las áreas temáticas del género, vale decir la ciencia y la ficción.
Recientemente se han llevado a cabo distintas charlas con la intención de ahondar más en este género y la relación que arma entre ciencia y ficción. Así, se realizó en la Universidad Andrés Bello el ciclo de charlas “¿Qué tan Ficción es la Ciencia Ficción?” al alero de la facultad de ciencia exactas de la misma casa de estudios y orquestado por Francisco Ortega. El ciclo de cuatro charlas, de un considerable éxito, se extendió desde agosto hasta noviembre, con una fórmula que se repitió en cada ocasión: un científico de la universidad dialogando con un exponente de la ficción científica o fantástica chilena, pasando por Jorge Baradit hasta el cineasta Inti Carrizo-Ortiz.
La otra charla, a una escala mucho menor, se llevó a cabo en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, con una idea similar, reunió a Omar Vega, Sergio Amira y el profesor Patricio Robles. Una instancia amena y explicativa, pero de poca concurrencia.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El eterno retorno en la obra de Isaac Asimov


El gran Isaac Asimov, apodado por algunos como el Buen Doctor, se ganó a punta de excelentísimos relatos y novelas su título de uno de los tres grandes de la ciencia ficción. Para tales efectos fue escogido uno de sus cuentos, Anochecer, como el mejor cuento de ciencia ficción de todos los tiempos, decisión que él mismo consideró exagerada, pero no cambia el hecho de que efectivamente se trata de un fabuloso e inteligente relato.
El argumento era simple: un mundo gozaba de la estable y perpetua luz de seis soles, pasando por un período de oscuridad sólo cada 2049 años, cuando la órbita del planeta en cuestión atravesaba por determinado periplo y un planeta vecino eclipsaba toda luz durante un día, tiempo durante el cual los habitantes, absolutamente desconcertados por las estrellas, y temerosos de la desconocida noche, caían en la locura y el caos total, llegando a incendiar todo lo que tuvieran a su disposición para producir algo de luz con el fuego. Ya pasado el día, el pandemonio ha arrasado con toda la civilización forjada en los últimos  dos mil años, lo que lleva los hombres ha comenzar de nuevo, renegando este fenómeno a sus leyendas más arcaicas y desacreditadas, lo que los deja igual de desprotegidos para la próxima “noche”. Repitiendo indefinidamente el ciclo.