viernes, 24 de julio de 2015

Requiem para la historia: Tumbas de Chile

Cuenta la leyenda, que la palabra "Mausoleo" viene del rey Mausolo, gobernador del Imperio Persa durante el siglo cuarto antes de Cristo. Tras su muerte, su esposa le encargó al arquitecto griego Sátiro de Paros la construcción de una majestuosa tumba, de cuarenta y cinco metros de alto, que se convertiría en una de las siete maravillas del mundo antiguo. Junto con inventar un concepto, Mausolo inventó una tradición. 
La creencia de que la única forma de tener vida eterna es ser recordado en la memoria de las personas, lo que motivó a gobernantes, próceres y figuras históricas destacadas a plasmar buena parte de su obra y personalidades en tumbas ad hoc con su legado. Cuando no eran erigidos por ellos mismos, historiadores y países en formación se encargaban de hacerlo. Así, las leyendas, y la identidad nacional que se tejía en torno a éstas, se plasmaban primero en piedra y mármol. Eso ha llevado a naciones como Francia a erigir grandes monumentos a Napoleón. Otro mausoleo muy conocido es el que construyera la extinta Unión Soviética para Vladimir Lenin. Mitos fundacionales forjados en piedra y hueso, a la vista de todos los compatriotas. 
No obstante, la situación parece ser distinta en nuestro pequeño y angosto país. Cuya historia se sostiene en varios legendarios personajes, pero curiosamente sus tumbas son, por decirlo de alguna manera, bastante problemáticas. Y cuando no, debieron pasar por un accidentado camino hasta alcanzar algo de estabilidad, como el mausoleo de Mausolo, que logró resistir a dos mil años de guerras y saqueos antes de que un terremoto lo echara abajo (mismo destino que corrieron muchas maravillosas construcciones de nuestro país). 
Como diría Jorge Baradit "La historia es finalmente la autoayuda de los pueblos". Y la nuestra, en particular, está llena de vacíos y momentos oscuros. Los cuales tejen un relato a ratos incoherente, cuando no tapado por el velo del olvido. Todo esto se ve reflejado en las tumbas de nuestro país. Las cuales han debido afrontar la fuerza de la represión, la guerra y de una destructiva geografía, lo que ha delineado un crisol de curiosos (e incluso tragicómicos) mausoleos y tumbas.
Veamoslo a través de esta pequeña selección:


Pedro de Valdivia


Conquistador y fundador de Chile. En la Plaza de Armas, matriz desde donde se expandió Santiago, podemos apreciar un monumento a la altura de su legado. Montado gallardamente en su caballo sin riendas, clara metáfora de que Chile es un país indomable. Estatua que, vale la pena mencionar, tiene un pequeño error más allá de las riendas. Y es que la tradición dice que un caballo, cuando está en cuatro patas, es porque el jinete murió de causas naturales. Y si está parado en dos patas, es porque murió en combate. Y como todos sabemos, Valdivia murió en combate, tras la batalla de Tucapel. Así y todo, la estatua está parada en cuatro patas... licencias que se toman los artistas.
No obstante, esta estatua es lo más parecido que tenemos a una tumba, dado que la tumba de Pedro de Valdivia... no existe. Y sus restos, nadie sabe dónde están. Como ya mencionamos, Valdivia murió a manos de los mapuche tras ser capturado durante su expedición al sur de Chile en 1553. Lautaro se comió su corazón, y posteriormente, según cuenta la leyenda, su cráneo fue usado para beber por los guerreros mapuche. 
De sus restos no quedó nada. Hay que tomar en cuenta que los araucanos no eran cristianos, por lo que no tenían la tradición de enterrar a los muertos. Su cuerpo, por tanto, debió quedar abandonado en algún lugar del sur profundo, a merced del clima y de los animales. Mismo destino que sufrieron muchos conquistadores tras ser ejecutados por los indígenas, como el también gobernador Martín Óñez de Loyola. Caer en manos de los mapuche te convertía automáticamente en un "Desaparecido en acción".
Se sabe que el cráneo de Valdivia (o por lo menos la parte superior) fue devuelto por el cacique Pelantaro a los españoles en 1608, junto con el de Óñez de Loyola, como un gesto de reconciliación durante las negociaciones de paz. No obstante, después de eso la pista se le pierde. No corrió el mismo destino que el cráneo de José Miguel Carrera, calavera milagrosa, según la tradición popular. Sencillamente se perdió, como muchas otras cosas en ese oscuro período de nuestra historia. Sumado al hecho de que Valdivia no dejó descendencia, no nos queda prácticamente nada del fundador de la nación para las futuras generaciones. Únicamente su leyenda.
Distinto destino correría su amante y también fundadora Inés de Suarez (inmortalizada en la novela de Isabel Allende "Inés del alma mía") y los de su marido y sucesor de Valdivia, el gobernador Rodrigo de Quiroga, que hoy reposan en la Basílica de la Merced.


La Quintrala


Catalina de los Ríos y Lisperger. Quizás el personaje más fascinante de la Colonia. En torno al cual existen numerosos mitos, como el del Cristo de Mayo, ubicado en la iglesia de San Agustín, donde también reposan sus restos. Exactamente dónde... nadie lo sabe. Esto, a pesar de que gozó de un pomposo funeral, y de veinte mil misas en su nombre.
Estamos en una época donde no existían los cementerios. El destino más común de los muertos era la fosa común. A menos que la familia pudiera pagar una tumba en una iglesia (recordemos que Santiago llegó a ser apodada la "ciudad de la luz" por la cantidad de iglesias que existían en ella). Mientras más dinero pagaban, más cerca se ubicaba al cadáver del altar. No siempre ponían placas con el nombre de los difuntos, por lo que es común hallar restos desconocidos durante las remodelaciones de las iglesias antiguas. Por lo que lo más probable es que la Quintrala esté muy cerca del altar, cuando no muy cerca del legendario cristo que tanto odiara...

Bernardo O´higgins


"Un cadáver exquisito", como diría Alfredo Sepúlveda en la biografía no autorizada del Capitán General. Y como no, si sus restos fueron repatriados en 1869, veintisiete años después de su deceso en Lima, con gran pompa por parte de las autoridades de la época. Chile venía saliendo triunfante de la guerra contra España de 1865, y cosechaba una gran fortuna gracias a la exportación del trigo a California y Australia. Por lo que se utilizó el fastuoso cortejo fúnebre como un símbolo de la prosperidad y estabilidad que se habían forjado en la joven república. Fue enterrado en un sarcófago de mármol en el Cementerio General, contraviniendo sus deseos de ser enterrado en Concepción. 
Allí estarían durante más de cien años hasta que, en 1979, el dictador Augusto Pinochet, gran admirador de O´higgins (y autonombrado "Capitán General" como referencia al chillanejo), trasladara sus restos en una multitudinaria procesión, que incluía un desfile desde el Templo de Maipú (construido por orden de O´higgins) hasta el nuevo "Altar de la Patria" frente a La Moneda. De ahí serían trasladados temporalmente a la Escuela Militar para la construcción de la nueva Plaza de la Ciudadanía en el 2004. Poco después, en el año 2010, y con motivo del bicentenario, a la estatua del libertador, ubicada sobre el altar de la patria en la superficie de la Plaza de la Ciudadanía, se le añadiría la compañía de la estatua de José Miguel Carrera. Iniciativa del gobierno de Sebastián Piñera, que buscaba dar un signo de reconciliación entre la eterna disputa entre o´higginistas y carreristas.
En suma, un cadáver y un mausoleo tentadoramente manoseables por las autoridades de turno, en busca de suscitar patriotismo y ratificación. Hoy, tras varias vueltas, la urna parece descansar en un lugar definitivo. Una tumba que guarda buenas similitudes con el mausoleo de Napoleón en Francia (claro que a una escala mucho más pequeña).
Cabe mencionar, que una de las grandes obras del gobierno de O´higgins, fue precisamente la construcción del Cementerio General. El destino de los muertos se estaba convirtiendo en un problema sanitario que ya era urgente solucionar para 1821. Claro que no resolvió definitivamente el destino de ciertos muertos...
    
Manuel Rodríguez


El guerrillero, el húsar de la muerte, el maestro del disfraz y el enemigo de O´higgins. Los dos buscaban lo mismo, la independencia de Chile, pero diferían tangencialmente en los métodos a usar. Esto llevó a que el Director Supremo Bernardo O´higgins diera la orden de detener y luego fusilar al rebelde Manuel Rodríguez en las afueras de Til Til. Pocos testigos vieron la escena, y los militares se excusaron alegando que Rodríguez había intentado escapar. Su cuerpo quedó abandonado, a los pies de un maitén, y cubierto de hojas, a merced de la naturaleza. 
Durante mucho tiempo nadie supo dónde estaba su cuerpo. Y la represión del gobierno de O´higgins hizo del tema un asunto tabú. "Manuel Rodríguez fue, de algún modo, nuestro primer detenido desaparecido" afirma Alfredo Sepúlveda. No por nada el FPMR adoptaría su nombre siglo y medio después. El destino del cuerpo del personaje más carismático de nuestra independencia fue un misterio para todo el país, menos para Til Til. Y es que poco tiempo después del fusilamiento, los habitantes de dicha localidad llevaron el putrefacto cuerpo de Rodríguez a la Iglesia de la Merced de Til Til. Sus restos, envueltos en sábanas, fueron enterrados bajo el presbiterio de la capilla, sin ataúd. Pero sería recién en  1894, que el gobierno de la época tomó cartas en el asunto y, tras una larga investigación, dio con el paradero del guerrillero en dicha iglesia. Y organizó un pomposo cortejo fúnebre, como gesto de reparación histórica, y depositó sus restos en el patio Arriarán del Cementerio General. Lugar donde residen hasta el día de hoy, y donde todavía se convocan homenajes para el guerrillero.  
No obstante, ese no es el punto final de esta historia. Y es que la comisión de la época, encabezada por el mismísimo Diego Barros Arana, aseguraba que las pruebas para afirmar que estos correspondían a los restos de Rodríguez eran insuficientes. Según declararon, los huesos son los de una persona al menos diez años mayor, de otra contextura, y vestía ropas distintas a las que portaba Rodríguez el día de su muerte. A esto se suma otro hecho insólito. En el año 2010, una investigación en la iglesia de la Virgen del Rosario de Pumanque (sexta región), donde reposan los restos de Francisca de Paula Segura, viuda de Rodríguez demostró, que junto a los restos de la viuda... ¡se encuentran los restos de otra persona!
La teorías abundan. Hay quienes creen que un grupo de seguidores trasladó clandestinamente los restos de Rodríguez, y los puso en manos de su viuda, que murió mucho después. O que Rodríguez se coludió con el batallón encargado de fusilarlo y fingió su muerte, para huir a Argentina donde vivió por mucho tiempo en la clandestinidad.  Por ello los descendientes de Rodríguez pidieron a la justicia chilena que hicieran los peritajes para determinar si los restos que reposan en el Cementerio General corresponden efectivamente a los de su antepasado. La PDI negó la petición, y el misterio persiste. ¿Serán realmente los restos de Rodríguez? O el maestro del disfraz sigue engañándonos a doscientos años de su muerte, o definitivamente se trata del primer detenido desaparecido de nuestra historia.


José Miguel Carrera



El príncipe de los caminos. El gran golpista, y también némesis de O´higgins. Tras el desastre de Rancagua en 1814, Carrera debe abandonar Chile. Nunca más volvería a su país, a pesar de sus diversos e infructuosos esfuerzos para regresar y recuperar el poder. En Argentina, se uniría a los montoneros, y defendería la causa federalista, buscando dividir el poder del Estado unitario entre los distintos estados federados de la Argentina. Sus adversarios lo acusaron de querer dividir a los argentinos, incitando a enfrentamientos y a la guerra civil. Una vez derrotado, fue fusilado en la ciudad de Mendoza en 1821. Sus últimas palabras fueron "¡Muero por la libertad de América!".
A partir de aquí, los restos de Carrera siguen un fragmentado destino. Literalmente. Y es que el príncipe de los caminos fue desmembrado y decapitado. Según se cuenta, su cabeza fue expuesta en la plaza de Mendoza, su brazo derecho fue enviado al gobernador de Córdoba, y el izquierdo a Punta de San Luis. Acto que generó repudio entre la comunidad. Y en Chile, se le echó la culpa a O´higgins de su funesto destino. 
Su tronco y extremidades fueron repatriados siete años después. Fueron depositados en la Iglesia de la Compañía de Jesús, la cual resultó totalmente destruida tras el fatídico incendio de 1863. Por lo que serían trasladados a la Catedral de Santiago, donde actualmente reposan junto a los de sus hermanos. Una sobria y pequeña lápida de madera conmemora su sepelio. Pero el lugar exacto dentro de la catedral... todavía es desconocido.
Sin embargo, su cráneo seguiría una odisea mucho más larga. Toribio Rojas, secretario de Carrera, logró recuperar el cráneo de su patrón tras su desmembramiento, y lo hizo llegar a su hermana, Javiera Carrera. Quien dispuso que este debía permanecer en la parroquia de El Monte, cerca de la casona de los Carrera. Pero en un momento sin precisar, dentro de la primera mitad del siglo veinte, fue trasladado a la parroquia de El Paico, diez minutos al poniente. Debido a la inestabilidad política de entonces, alguien estimó que era mejor esconderlo. Ya para entonces la tradición popular se refería a este cráneo como "la calavera sagrada". La caja de vidrio en la que descansaba portaba, junto con el resto del prócer, varias monedas de plata. Y es que según la devoción popular, la calavera hacía milagros. Después, en 1960, una mujer argentina llegó a la parroquia por orden de descendientes de Carrera, para trasladar la calavera al Museo Histórico Nacional. Lugar donde permaneció varios años en una caja de cartón, y después en una bóveda en el Banco Estado de Santiago.
Finalmente, tras varios análisis de rigor, que comprobaron que efectivamente correspondía a la calavera de Carrera, ésta fue devuelta a la parroquia de El Monte, en la comuna de Talagante. El traslado se realizó con una larga y ceremoniosa procesión. Actualmente, su calavera se puede ver en una caja de cristal en la parroquia, lugar que es visitado anualmente por miles de turistas.  
Así, sus restos reposan hoy en dos lugares distintos. Curiosamente, no lograría dividir el poder político en una administración federal. Pero sí su propio cuerpo.

Diego Portales


Portales, una figura histórica polémica, fue el hombre que le dio orden y forma al Estado chileno. Además del ideólogo de la constitución de 1833. A pesar de todos sus logros desde su poderoso cargo de triministro, fue ejecutado en el motín de Quillota, por orden del coronel José Antonio Vidaurre, quien fuera amigo de Portales e incluso recomendado por este último para el cargo de jefe de la división de Quillota. Vidaurre, al igual que muchos otros, alegaría que Portales era un tirano que ejecutó y mandó al exilio a cientos de militares. Además de haber forjado un gobierno represivo y autoritario. Todo lo cual le granjearía muchos enemigos al poderoso ministro. Razón por la cual, fue enterrado en la Catedral de Santiago, en un punto indeterminado por protección.
Su corazón, en cambio, tuvo un destino más público; un largo periplo similar al cráneo de Carrera. Tras ser embalzamado, el presidente José Joaquín Prieto decretó que su corazón fuera removido y colocado en un copón. Luego fue instalado en un mausoleo en el cementerio N° 1 del Cerro Panteón en Valparaíso. Después de que el terremoto de 1906 lo redujera a escombros, el copón fue trasladado a un bóveda del banco Edwards. Luego se acomodó en un monolito en el templo del Espíritu Santo, frente a la Plaza de la Victoria. Al desaparecer esta iglesia, la reliquia fue a parar finalmente a la Catedral de Valparaíso, donde yace hasta el día de hoy. 
En lo que refiere a la ubicación exacta de su cuerpo, ésta fue durante mucho tiempo desconocida. Sería recién en el año 2005, durante unas excavaciones a un costado del altar de la catedral, que unos obreros dieron accidentalmente con el ataúd y los huesos del malogrado ministro. Al año siguiente, fueron trasladados a la cripta cívica de la catedral en una ceremonia cívico-religiosa. 
Actualmente su lápida goza de una privilegiada ubicación en la parte posterior del altar de la catedral de Santiago. Una gran ironía del destino, para un hombre que había llegado a odiar a Dios, tras haber sufrido la muerte de sus dos hijas recién nacidas y de su esposa, el terminar enterrado a los pies de dicho altar. Más aún que su corazón haya terminado a tantos kilómetros de distancia. Casi como si fuera una metáfora de su relación con Constanza Nordenflycht, su segunda mujer. Tuvieron tres hijos, pero nunca se casó con ella, alegando que su gran amor era la patria, la cual demandaba todo su tiempo y les impedía estar juntos. Esta era una situación bastante escandalosa en el católico Chile de ese entonces, y era una de las grandes contradicciones del ministro que predicaba orden y decencia. Contradicciones que parecen perdurar en sus entierros. Portales no sólo fue un político autoritario. También fue un hombre con una personalidad bastante compleja.

Arturo Prat


Nuestro máximo héroe naval. El hombre que con una derrota, llevó a todo un país a la victoria. El capitán Arturo Prat Chacón. Tras el combate naval, los cuerpos de los chilenos caídos fueron enterrados en Iquique en 1879. Una vez terminada la guerra, el gobierno inició una colecta para construir un fastuoso monumento y mausoleo para los héroes de Iquique. El cual fue inaugurado en 1886 por el presidente Domingo Santa María. Pero recién en 1888, los restos fueron trasladados en el Monitor Huáscar desde Iquique, misma nave donde Prat perdiera la vida a manos peruanas. La ceremonia reunió a la multitud más grande vista hasta entonces en Valparaíso, y fue encabezada por el presidente José Manuel Balmaceda. Quien afirmó durante su discurso:  

"Pasarán los años y las generaciones, y desde el fondo de la rada de Iquique, lo mismo que desde el seno de esta cripta o desde lo alto de este monumento, brillará en la historia, como la estrella polar en nuestros mares del sur, una constelación de valientes que no eclipsarán los siglos ni los héroes venideros". 

Y Balmaceda no se equivocó, pues el monumento a los héroes de Iquique, ubicado en la Plaza Sotomayor, frente a la escuela naval, es una parada obligada para todos los turistas que van a Valparaíso. Lo que desde luego, ha contribuido a inmortalizar la leyenda de valentía y auto sacrificio del Capitán Prat.

Benjamín Vicuña Mackenna


Un hombre multifacético. Político, periodista, historiador, intelectual y bombero. Pero la mayoría lo recuerda como el gran intendente de Santiago. El que la transformara de un pueblito provinciano en una ciudad moderna. Construyó alcantarillado, iluminación, áreas verdes, el camino de la cintura, canalizó el río Mapocho e intervino poblaciones marginales. De ahí que ubicara la escuela de medicina de la Universidad de Chile en el tradicional barrio de La Chimba, junto al cementerio. Su reforma urbana e higienista estaba directamente inspirada en la reforma que realizó el Barón Haussman en París. Pero su máximo logro fue, sin lugar a dudas, el paseo del Cerro Santa Lucía. La mejor manifestación de su anhelo de convertir a Santiago en "La París de América". Y el gran triunfo de la civilización por sobre la barbarie: si antes el cerro era un peñón pelado donde se acumulaba basura, delincuentes, y poblaciones marginales, Vicuña Mackenna logró convertirlo en un paseo europizado. Lleno de esculturas y de áreas verdes. Un pulmón verde y cultural en pleno centro de Santiago. La tumba de Vicuña Mackenna no podía estar en otro lugar que no fuera aquí. En el cerro que fuera su máximo logro como intendente. Dado lo costoso de las reformas urbanas que Vicuña Mackenna diseñó para Santiago, muchas de estas sólo pudieran finalizarse mucho después de su muerte en 1886. Muchas cosas, como la misma ermita, debieron ser financiadas con beneficencia. Fue terminada en 1874, y tras la muerte de este querido político liberal, se determinó que también sería su último lugar de descanso.
En la ermita, de estilo gótico, reposan hoy los restos del intendente y de su familia. Goza de una privilegiada vista de la Biblioteca Nacional, donde Vicuña Mackenna también desempeñó labores de historiador. Así como una privilegiada vista de Santiago, ciudad  que con tanto cariño y minuciosidad rediseñó. 
Anteriormente, la ermita estaba abierta al público. Pero el terremoto del 2010 produjo considerables daños, y permanece cerrada hasta el día de hoy.


José Manuel Balmaceda


Un presidente liberal, visionario, que se enfrentó a la oligarquía y buscó estatizar el salitre para todos los chilenos, entre otras cosas. Pero tristemente terminó su gobierno con una cruenta guerra civil que le arrebató el poder. Se suicidó el mismo día que terminaba su período presidencial, como forma de proteger a su familia de sus enemigos. 
Como casi todos los mandatarios, goza de un buen mausoleo en el cementerio general. Poco después de morir se convertiría en un "santo popular", y su culto perdura hasta el día de hoy, y curiosamente entre los más jóvenes. Y es que existe la idea de que la tumba produce "milagros" y cientos de estudiantes acuden a pedirle ayuda para pasar sus exámenes o tener suerte en el amor. Lo que ha llevado a que las paredes del mausoleo estén rayadas con mensajes de agradecimiento, además de diversos papeles, pruebas, y cuadernos.
Cosa que nunca ha sido vita con buenos ojos por la iglesia. Esta ermita se torna aún más curiosa si recordamos que Balmaceda ni siquiera era católico. 

Alberto Hurtado y Teresa de los Andes

Chile, país de santos y poetas, no podía quedarse atrás en avocar tumbas a la altura de sus dos únicos santos. Dignas de la tradición católica dictada por el Vaticano, y por la misma tradición chilena.
En 1995, cuando la construcción del santuario del padre Hurtado estaba terminada, los restos mortales del padre jesuita fueron trasladados desde la capilla de las Bienaventuranzas (su primera tumba, donde actualmente se encuentra una reliquia del mismo santo) hacia este lugar. La tumba es un sarcófago de piedra que contiene tierra traída especialmente de todas las regiones de Chile, como una manera de representar el cariño del pueblo de Chile hacia su figura. La capilla donde se encuentra la tumba es una tumba circular de piedra rodeada de agua que cae constantemente en desniveles. Lo que busca producir en el peregrino un ambiente propicio para la oración y el recogimiento. 
El Santuario del Padre Hurtado se ubica en la avenida del mismo nombre en Estación Central. Comuna popular, y fiel al estilo de este santo.
En lo que respecta al Santuario de Sor Teresa de Los Andes, este comenzó a ser construido a partir de la beatificación en 1987, con motivo de la visita del papa Juan Pablo II a Chile. Además del austero y sencillo templo y cripta, donde se veneran los restos de Santa Teresa, han surgido varias edificaciones al servicio de los miles de peregrinos que acuden a él cada año. 
A diferencia de la céntrica tumba del padre Hurtado, es más complicado acceder a este templo (de nuevo fiel al estilo de Santa Teresa, que pasó gran parte de su vida recluida. Rezando y alejada del resto del mundo), ubicado en la comuna de Rinconada, en la frontera entre la Quinta y la Región Metropolitana. Rincón árido y seco que se ha visto embellecido con los miles de árboles y jardines construidos para este creciente santuario. El cual se encuentra en manos de los padres carmelistas y las hermanas teresianas. Depende de la caridad y todavía no se encuentra terminado en su totalidad.
Ambos santuarios han permitido consolidar y expandir no sólo la memoria y la obra, sino que también el culto y la popularidad de ambos santos.


Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro

Nuestros grandes poetas nacionales también tuvieron mejores destinos con sus sepulturas. Tal es el caso de los nobeles Gabriela Mistral y Pablo Neruda, además del poeta creacionista Vicente Huidobro, quienes tuvieron el tiempo y los recursos de levantar sus últimos lugares de descanso, imprimiéndoles su sello y estilo personal a cada uno de ellos. Curiosamente ninguno está enterrado en Santiago. Gabriela Mistral descansa así en Montegrande, en su natal cuarta región. Su tumba es austera, pero tiene un bello epitafio sacado de su poema Casandra: "Lo que el alma hace por su cuerpo, es lo que el artista hace por su pueblo" que resume magistralmente su vida y legado.
Vicente Huidobro optó por ser enterrado frente al mar, en el balneario de Cartagena, el que fuera su última residencia. Su epitafio, fiel a su estilo, es un poco más jocoso: "Aquí yace el poeta Vicente Huidobro/ Abrid la tumba/ Al fondo de esta tumba se ve el mar".



Nuestro vate comunista por su parte, no le dedicó palabras a su última morada. Sólo se preocupó de estar cerca de sus dos grandes amores: el mar, y su esposa. De ahí que la tumba esté ubicada en una colina con una privilegiada vista del océano pacífico, en su famosa casa de Isla Negra. La cual es frecuentada por turistas de todo el mundo.  A su lado yace Matilde Urrutia, su última mujer. Y coronando esta maravillosa tumba, una roca con el famoso símbolo del pez. Emblema de Neruda.




Salvador Allende


Nuestro presidente mártir. El primer marxista elegido democráticamente en el mundo. El hombre que encabezó un revolucionario y turbulento proyecto político que en tres años cambió Chile para siempre. Pero todo terminaría trágicamente... 
Dada la dictadura anti marxista que se asentó en Chile tras derrocarlo, su cuerpo fue enterrado en una ceremonia privada en Viña del Mar, sin una placa que lo identificara.  Una vez recuperada la democracia, el presidente Aylwin organizó un nuevo funeral en 1990, esta vez masivo y con honores de Estado. Hoy, Allende cuenta con un enorme mausoleo en el Cementerio General, donde está enterrado junto a su mujer Hortensia Bussi. En dicho mausoleo, construido de forma vertical, con los féretros ubicados bajo el nivel del piso, se encuentra un podio con una placa que reúne extractos de su último discurso. Magnífica estructura que recupera ingeniosamente una de las más grandes cualidades de Allende: la oratoria. Este diseño es aprovechado hasta el día de hoy por el Cementerio General, pues en un llamativo y didáctico tour histórico organizado por el cementerio, el actor encargado de interpretar a Allende, hace su aparición siempre en este mismo podio. Abriendo su interpretación con el inolvidable discurso que diera en Radio Magallanes el 11 de septiembre de 1973.


Augusto Pinochet


Como podrán apreciar, son sólo tres los mandatarios del Chile post independencia cuyos restos no reposan en el Cementerio General. Bernardo O´higgins, Gabriel González Videla (enterrado en La Serena, su ciudad natal)....y Augusto Pinochet. Curiosamente, tres mandatarios bastante autoritarios. En sus últimos años de vida, Pinochet debió ver cómo su apoyo político y judicial se reducía cada vez más. Lo que se reflejó en un tenso funeral en la Escuela Militar. Que incluyó desde el saludo de jóvenes nazis, al escupitajo que le diera el nieto del general Prats, asesinado por orden de Pinochet, a su féretro. No contó con honores de Estado, pues no llegó democráticamente al poder. 
Fue enterrado en la capilla de su parcela de Los Boldos, en la Quinta Región, la que también fue su última residencia. Parcela que actualmente se encuentra semi-abandonada por la familia Pinochet, pero casi cada año organizan una misa privada en el aniversario de la muerte del general, a la cual acuden sus más viejos y cercanos seguidores.
Una de las cosas que más llama la atención, es que la tumba del hombre que gobernara Chile por diecisiete años, que encabezó un proyecto que él aseguraba era refundacional, y que delineó el Chile moderno, esté tan escondida. Claro que las razones saltan a la vista. Si en sus mejores tiempos, Pinochet suscitaba tanto odios como amores, hoy su figura es cada vez más rechazada por el grueso de la ciudadanía. Claro que si dependiera del auto proclamado Capitán General, su tumba sería un glorioso y enorme mausoleo ubicado en la Escuela Militar, o a la vista de todos los chilenos. Como el que le construyera a O´higgins, padre de la patria, en la Plaza de la Ciudadanía.
Ya la ficción ha tratado este tema. En la novela "La semana en que se juntan los siglos" el argumento central consta en que un poderoso grupo secreto dentro de los más altos mandos del ejército conocido como "La Cofradía" roba los restos de Bernardo O´higgins en medio de los preparativos para el bicentenario. Y los esconde, junto al féretro de Pinochet, en un subterráneo secreto bajo el centro de Santiago. Con la esperanza de que sea redescubierto siglos después, lejos de todos los odios de las víctimas de Pinochet, y su legado sea reinterpretado. El autor de este famoso best-seller, inspirado en el descubrimiento de los restos de Diego Portales en la Catedral de Santiago, nos muestra un plan en el que se busca enlazar la figura de los dos capitanes generales, con la idea de que las futuras generaciones recordarán de forma más benévola a Pinochet ¿Resultó el plan secreto de La Cofradía? para saberlo habrá que leer el libro.
En lo que refiere a la realidad, el clan Pinochet sabe que debe mantener bien escondida la última morada de su patriarca si no quiere exponerse a posibles atentados o actos de vandalismo, como ya se ha dado con la tumba de González Videla en La Serena.
También lo sabía el recientemente fallecido Manuel Contreras. Una figura que, a diferencia de Pinochet, despierta absoluta animadversión de manera transversal en la sociedad chilena. Su fama de torturador y cabeza de la DINA marcó la última etapa de su vida, entre cárceles y tribunales. "Yo quiero que me cremen, porque sé lo que va a pasar con mi tumba" le dijo a uno de sus hijos luego de ver lo que ocurrió con la tumba de Jaime Guzmán. Es por eso que Contreras fue cremado, pero a diferencia de su general, sus cenizas no fueron depositadas en una capilla. Sino que esparcidas desde un avión  en su fundo en Fresia, Región de los Lagos. Es irónico que su destino final haya sido tan similar al de las miles de personas que hizo desaparecer. Sin restos que recuperar. Así como los de Pinochet son restos de una ubicación prácticamente desconocida.
Aunque murió hace poco, se siente como si Pinochet hubiese muerto hace mucho tiempo. Son muchos los chilenos que buscan olvidarlo, aunque el fantasma de la dictadura aún perdure en buena parte de la sociedad chilena, y de vez en cuando salgan a la luz nuevos secretos y antecedentes de su represivo legado. Por lo demás, podemos esperar que su modesta e íntima tumba caiga en el más hondo de los olvidos, como un mal recuerdo más que dejó su terrible dictadura. 



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En suma, podemos apreciar que fueron Bernardo O´higgins y Arturo Prat, y más recientemente, Salvador Allende y Diego Portales, los más favorecidos en cuanto a Mausoleos. El desorden de la guerra y la conquista, la ausencia de cementerios en la colonia, la mala costumbre de enterrar sin dejar un registro claro a la gente en las iglesias, y claramente, los conflictos políticos y el trauma de los detenidos desparecidos, ha hecho del último lugar de reposo un tema en su mayoría problemático a lo largo de la historia de Chile. 
Pero la historia de un país no se construye sólo con mitos. También con recordatorios. Necesarios para la frágil memoria de un país, donde los terremotos y la inestabilidad política tienden a echar abajo no sólo las construcciones, sino que también las lecciones. He ahí el valor de las tumbas. Mausoleos a los que no debemos dejar de prestar atención. Los que debemos visitar como si se trataran de otro pariente fallecido más. Al final, padres de la patria, del creacionismo, o de lo que sea, son los antepasados de esta gran familia que llamamos Chile. Y cuya memoria e historia guarda lecciones para todos nosotros. Todo lo cual representamos y plasmamos en piedra y epitafios. 


Bibiografía

Jorge Baradit, "El cadáver perdido de Manuel Rodríguez" en Historia Secreta de Chile, Santiago de Chile, Editorial Sudamericana, 2015.

Juan Cristóbal Peña, La secreta vida literaria de Augusto Pinochet, Santiago de Chile, Editorial Contemporánea, 2013.

Alfredo Sepúlveda, Bernardo: una biografía de Bernardo O´higgins, Santiago de Chile, Barcelona, 2007.

El Autor, La Semana en que se Juntan los Siglos, Santiago de Chile, Autoedición, 2010.

"El doloroso periplo del cráneo de José Miguel Carrera" recuperado de:
http://www.emol.com/noticias/nacional/2009/10/15/380312/el-doloroso-periplo-del-craneo-de-jose-miguel-carrera.html

"Restos de Diego Portales fueron trasladados a cripta definitiva en la catedral" recuperado de:
http://www.cooperativa.cl/noticias/sociedad/historia/restos-de-diego-portales-fueron-trasladados-a-cripta-definitiva-en-la-catedral/2006-06-20/170136.html

"Mausoleo con el corazón de Diego Portales en Valparaíso- Chile Nostálgico" recuperado de:
https://www.flickr.com/photos/28047774@N04/5677595749

"Capilla Ermita, Cerro Santa Lucía" recuperado de :
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2013/06/29/lo-mejor-de-flickr-en-plataforma-urbana-capilla-ermita-cerro-santa-lucia/

"Santuario del Padre Hurtado" recuperado de: http://www.santuariopadrehurtado.cl/wp/santuario/lugares-de-interes/tumba/

"Santuario de Los Andes" recuperado de: http://www.santuarioteresadelosandes.cl/new/index.php?option=com_content&view=article&id=87&Itemid=7

"Los días finales de Manuel Contreras" recuperado de: http://www.kilometrocero.cl/los-dias-finales-de-manuel-contreras/


6 comentarios:

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    1. quedate piola disfuncional y la conchetumare

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  2. Te falta agregar el uso de imágenes de WikicharliE, sería lo correcto.

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  3. Hablaste solo lo negativo de Pinochet, pelotudo.
    Viva Pinochet

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    1. Si usted quiere hacer un comentario hagalo con respeto. Habla mal de usted expresarse de esa forma. Tambien si quiere hacer un panegenerico de Pinochet haga su propia pagina. No sea vago. El autor no debe andar a las parás suyas. Respete

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