viernes, 29 de enero de 2010

Natalia

Natalia


Nuevamente se había quedado dormida sin razón alguna, le sucedía de vez en cuando y su padre siempre era quien la despertaba.
-…Natalia, levántate- abrió los ojos, con la perspectiva de una persona de pie vio a su padre y al resto del sótano.
- ¿Qué hora es?
- Las ocho, ven, te tengo trabajo.
Recorrió el desordenado sótano, lleno de todo tipo de chucherías con las que ella se entretenía cada día, llegó hasta el escritorio de siempre e hizo las guías de trabajo de matemáticas que trajo su padre, luego pasaron a sociales:
-La quinta región.
-Valparaíso- respondió Natalia.
-La capital de la séptima.
-Talca.
-Nuestras provincias.
-Chiloé, Osorno, Coyhaique.
- ¡Llanquihue!
- ¡Eso, Llanquihue!
- Dios… eres perfecta.
Cada ves que su padre le decía eso un escalofrió le recorría por la espalda, nunca le encontró sentido a esa frase, pero últimamente se ponía muy paranoica por el trato que tenían.
-Hay algo que te quiero decir.
-Dime.
- ¿Por qué he vivido mis quince años de vida en este sótano?
-Créeme… no estas listas para el mundo, aquí yo te protejo, y me encargo de que crezcas correctamente.
-Papa lo único que se del mundo es lo que veo en la tele y…
-¡Ho! Sabia que no era buena idea que la vieras.
-Me lo vas prohibir.
-Te esta haciendo mal, yo te diré cuando estes lista para el mundo, cuando eso pase…
-¿Qué?
-Ojala nunca llegue ese día, no quiero perderte- respondió sonriendo y subió las escaleras- empieza con geometría.

Había pensado mucho últimamente, ni toco su tarea, solo meditó, tenía el raro presentimiento de que aquel no era su padre, le guardaba poca simpatía, pues le molestaba el hecho de que le ocultara tanto, en serio anhelaba su propia vida, privacidad y alejarse de aquel hombre que vivía a su lado, constantemente la hacía dormir, de algún modo quedaba inconsciente, ella sospechaba que ponía algo en su comida y era evidente que ni siquiera dormida se despegaba de ella, cuando le preguntaba que le hacía cuando dormía el decía que “trabajaba” en ella…

-Hora de almorzar- su padre traía una bandeja con el almuerzo- ¡Natalia, donde estas!- cuando llegó abajo estaba por poner la bandeja en una mesa y recibió un fuerte golpe en la cabeza con un palo de hokey, se desplomó en el suelo e intentó observar a su agresora.
-Mi madre.
-¿Quién?- respondió mientras se sobaba la cabeza.
-Nunca me has hablado de ella, ¿qué le paso?
-Tu no tienes madre- respondió entre gruñidos.
- …La mataste verdad
-No, no es eso, mira…
-¡Y luego me encerraste aquí!
-No me hables así, soy tu padre ¡yo te di la vida!
-¡Tu me has quitado la vida!
-Natalia… -estaba listo para incorporarse, pero su hija lo amenazaba con el palo- tu no eres una… tu eres alguien especial, todo lo hago por que es lo que necesitas, entiende
¡No estas lista!
No resistió mas y se abalanzo contra el.
El pórtico de la puerta que tanto conocía lo cruzo sin vacilar, la puerta hacia el baño de enfrente también la había distinguido desde abajo, a partir de allí recorrió mas despacio el pasillo, el resto de la casa era grande y desordenada, todo era una oficina el único televisor estaba bajo pilas de carpetas, el sillón de papeles, un amplio escritorio contra la pared y en ella recortes de periódicos: “Empresa japonesa pionera en robótica abre sucursal en Chile” “Principal impulsor de la robótica en Chile es despedido por malversación de fondos” y como nota secundaria aparecía la cita “el nunca uso ese dinero para su uso personal, tuvo fe en proyectos que los japoneses olvidaron…”
No se molesto en leer el resto. Contempló un rato la luz que entraba por la ventana, lentamente se asomó, corrió las cortinas y miro hacia el exterior, el patio era enorme, se dirigió a la puerta, estaba cerrada, se le ocurrió salir por alguna ventana, todas tenían rejas, luego recordó: su padre tenia como llavero su billetera, siempre las tenía en su bolsillo tendría que volver a bajar, pero antes quiso ver el segundo piso.
A través de la ventana vió un portón que separaba el patio en dos, sin mucha experiencia en lo que significaba una caída se le ocurrió que a través de la estrecha ventana del baño podría deslizarse hasta el y de ahí guardando el equilibrio saltar a la calle, su delgada cintura se lo permitió, pero primero tuvo que enfrentarse a un radiante sol que veía por primera vez, de alguna manera se acostumbró rápido a este y se las arregló, con mucha suerte, para poder caer metro y medio sobre el portón y de ahí aferrarse para no caer otros dos, allí empezó a tomar el peso de sus acciones, con dificultad adoptando posiciones tan incómodas como ridículas se las arregló para avanzar hasta el otro extremo y de allí saltar los dos metros que le faltaban a la calle.
De esto último se arrepintió un poco, tenía la impresión de que sus tobillos se habían comprimido por el impacto y sus manos le dolían.

A partir de allí, ya no sabía que hacer, temía que de la casa surgiera un furioso y vengativo padre, aunque era probable que estuviera muerto, se dedicó a trotar lejos de la casa, el mundo que se desplegó ante ella la asombró y desoriento por completo, unas simples calles era toda una novedad, por mas que las hubiera visto en el televisor.
Vio un paradero donde había unas personas sentadas, se veían bastante aburridas “quizá tengan tiempo de escucharme y decirme que hago ahora” pensó.
Se estaba acercando a ellas cuando vio a una niña de seis años cruzar repentinamente la calle en busca de su pelota, y a pocos metros un camión en movimiento, sin pensarlo dos veces se lanzó a salvar a la niña, pero aun así el vehículo las arroyó a ambas.
Natalia estuvo consiente todo el tiempo, de inmediato se incorporó con dificultad y fue a buscar a la niña, esta estaba en el piso, aparentemente sólo con una herida en la frente, Natalia la acarició para que despertara, una vez que abrió los ojos la niña la sorprendió con un aterrador grito, a duras penas se arrastró horrorizada lejos de ella, Natalia no entendió porque, pero vio sus manos y se dio cuenta que no eran mas que unas frías garras metálicas, el pánico se apoderó de ella, no entendía que pasaba, se acercó al espejo retrovisor del camión y apreció que su cara estaba deforme, su piel estaba acumulada en la mejilla izquierda y desprendida del cuello, pero en ningún momento vio sangre, en su cara había mas de una abertura en su piel, pero en todas sólo había un fondo gris; La madre con la niña abrazándola gritó histéricamente que aquel monstruo provoco el accidente, mucha gente comenzó a llegar para apreciar desde cierta distancia a la pobre Natalia, sin saber que hacer salió corriendo, unos carabineros llegaron a agarrarla, dos la sujetaban y un tercero le apuntaba con un arma, Natalia desesperada intentó librarse de ellos, no le fue difícil, descubrió que repentinamente su codo se volvió afilado y se lo enterró en el estómago al policía que la sujetaba por la izquierda, al otro simplemente le agarró por la muñeca que le apretaba el abdomen, no esperaba que sin mayor esfuerzo este se retorciera de dolor y al soltarlo tuviera su metálica mano manchada con sangre.
El tercer policía le disparó, ella casi pierde el equilibrio, pero la bala no pareció causarle daño alguno, luego vinieron tres disparos mas, la mirada de Natalia expresaba desconcierto y la del policía evidenciaba que no sabía que hacer, este sólo huyo de la escena, ya una multitud se había congregado a presenciarla y la imagen de Natalia como fenómeno se reflejaba en sus murmullos y pasmadas expresiones, ella sólo corrió lejos lo mas rápido que pudo.

Sólo quería estar sola y tratar de entender que estaba pasando, en el camino mas de una persona la señalaba y se apartaba asustada de ella, cada grito y murmullo que provocaba la persiguió todo el camino. Luego se topo con una fabrica abandonada, entró por una abertura en la reja de alambre y luego por una ventana rota, por los grafitis en las paredes dedujo que no era la primera en usar aquella táctica, se sentó en un rincón con un trozo de vidrio y trató de enderezarse la cara, aun así quedaban varios pequeños, pero notables trozos de piel que faltaban, y esta era bastante pálida, sus piernas eran un desastre, le asombró como pudo recorrer tanto, ahora tenía que hacer memoria.
Creía tener la impresión de que sus recuerdos mas antiguos en realidad se remontaban hace seis años, el resto… mas que recuerdo era sólo la sensación de saber que existía, la imagen de su padre era lo único que surgía de manera concreta ¡qué le había hecho ese hombre! ¡qué era ella! ¡qué podía hacer al respecto! Eran demasiadas cosas para un día, tantas que azotaban su cerebro en su primer día en el exterior, su razonamiento no podía concebir todo lo que había pasado ¡esto tenía que ser una pesadilla! Nunca antes había llorado, sus gemidos y aura de desesperación inundaron aquel solitario lugar, ella destrozada en aquel rincón ya no sabía que hacer, lo peor de todo es que ya no tenía a nadie que le diera siquiera una explicación.

Se las arregló para volver a su casa, ahora que volvía a entrar al sótano, distinguió un interruptor en la entrada y lo vio por primera vez: Resultó ser un laboratorio con maquinaria de distintos tipos y tamaños, dispersas estaban sus cosas, que no eran muchas, como sus ropas y algunos juguetes. Nunca antes vio el sótano con tanta luz, ella por alguna razón sólo recordaba un lugar con poco que decir, pero allí había mas de lo que conocía, seguía sin poder comprender como ignoró esas cosas durante tanto tiempo. Empezó a buscar su cama, y entonces se dio cuenta, que ni siquiera recordaba como era, pero encontró una especie de camilla con unos cinco puntos repartidos por ella de los que parecía debía surgir algún circuito, se acercó, presiono un botón y la camilla se puso lentamente de pie, sin resistir mas volvió a estallar en llanto.

En medio de su desesperación una persona irrumpió en la habitación.
-Padre, que se supone que soy.
-… El logro de mi vida, escucha –sacó una especie de control remoto de su bolsillo, pero este tenía un extremo esférico- Natalia, se que debes haber sufrido mucho, pero voy a tener que desmantelarte.
-¿Cómo puedes ser tan frío?
-Tu eres una maquina, no estoy seguro de que los sentimientos que te he dado sean comparables con los humanos, pero…
-¡Que no me ves sufrir!...
- …Sólo quédate quieta- la interrumpió, frotó el artefacto contra su sien y nuevamente se quedó dormida- …prometo que esta vez trataré de ser un mejor… padre.

Fue su error, tanto tiempo le llevó completarla que terminó encariñándose mas de lo que debía con ella, llegó a dejarla subir a la casa, cenaban juntos e incluso celebraban fiestas como Navidad, se hicieron grandes compañeros, el era lo único que tenía y tristemente ella también era todo lo que el tenía, sumido en una fuerte depresión incendió su laboratorio, los bomberos llegaron a tiempo para rescatar a una agradable joven de veinte años quien les contó que su padre la quería tanto que nunca se despegaba de ella y por eso la crió toda su vida en aquel sótano para cuidarla. Aunque la prensa exploto bastante su historia jamás descubrieron lo que de verdad era. Es que ahora si estaba lista.

Esto lo escribí pensando en el caso del Monstruo de Amsterdam (no puedo evitar mencionar que es poco al lado del caso de Genie en 1970, EUA) Y en una literatura un poco menos densa, presisamente lo envié al concurso cuento fantástico/terror del Instituto chileno norteamericano en 2009, no ganó nada, también lo envié a Tau Cero, Rodrigo Mundaca me contestó que era muy largo, desde el accidente no era necesario explicar más (bueno, errando se aprende) y me sugirió esta otra versión, no me he animado a trabajarla, siento que queda muy bien así de resumida:

El papá es una especie de sicopata y que tiene a su hija esperando que crezca para violarla. alimentandola con comida miserable y forzandola a ver television. la niña crece y se da cuenta y se escapa. el papá grita que no huya pero la niña finalmente rompe puertas y ventanas y sale al exterior... a un exterior completamente destruido por la guerra nuclear. (la comida era miserable porque no queda, y la tv eran grabaciones de programas antiguos).

Enlaces a propósito:

http://calle17.net/3371/Genie:-la-nina-salvaje

http://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Fritzl

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