lunes, 30 de enero de 2012

Islas

1888
Islas



Luego de la anexión de la isla de Pascua al territorio chileno, el capitán de fragata Policarpo Toro continuó su labor exploradora hacia otras dos islas del pacífico a pedido del gobierno chileno.
Así, a su expedición se le sumó el carguero Vigilant, proveniente de Valparaíso. Este último, se dirigió a las coordenadas 47º 9' Sur y 126º 43' O, donde el departamento de estudios telegráficos de la Universidad Católica detectó una señal de ultra baja frecuencia de origen desconocido. Mientras que la corbeta Abtao, al mando del capitán Toro, se dirigió a la Isla Misteriosa.
Ambas naves partieron en 1890 y pasaron meses sin saber de ellas.
Los resultados de la fatídica expedición son conocidos por todos. El vigilant recayó a una extraordinaria y grotesca ciudad milenaria de geometría no euclidiana donde la tripulación despertó, al poco avanzar por las arcanas ruinas, a un monstruo de inconmensurable tamaño, cabeza de cefalópodo y cuerpo y alas de dragón.
La horripilante bestia persiguió a la tripulación y los devoró. Sólo un marino noruego y otro traumado tripulante lograron alcanzar su nave y escapar, pero la bestia los siguió hasta la costa chilena donde arrasó con puertos y comunidades enteras.
La armada chilena no pudo hacer nada ante el poder destructor del monstruo de varios kilómetros de alto y quedó destruida casi por completo.
No obstante, cuando menos se esperaba, se apareció una enorme nave sumergible de última generación llamada Nautilus. Con sus torpedos nucleares y cañones de alto calibre logró disuadir al monstruo y expulsarlo de la costa chilena.
Los tripulantes de la extraña nave resultaron ser el Capitán Toro y sus hombres. Según contaron, descubrieron en la isla misteriosa, entre otras cosas, a un viejo y agonizante capitán hindú quien se escondía con su prodigiosa nave en las cavernas de la isla. Poco antes de morir, y de que la isla fuera tragada junto con sus demás secretos por la fuerza de su volcán, este les dejó su nave.
Los hechos sorprendieron al país en un difícil momento, pues se encontraba sumido en una guerra civil entre parlamentarios y oficialistas.
Como resultado, la guerra civil dio un radical giro al perder el bando congresista su mayor fuerza de combate que era la armada, permitiendo a las fuerzas oficialistas ganar la contienda.
De este modo, el presidente Balmaceda consiguió perpetuarse en el poder y reconstruir la armada chilena ahora con una nueva arma adquirida: El Submarino.
En cuanto a la política de seguir anexando islas del pacífico, Balmaceda optó por no mandar más expediciones a las peligrosas islas de un mar que no hacía honor a su nombre. Esto a pesar de que el capitán Toro había escuchado rumores durante sus viajes de la existencia de una Isla del Tesoro no muy lejos de Rapa Nui.
En lugar de ello, el presidente optó por adelantar el plan de soberanía en la Antártica, y mandó al Almirante Luís Uribe, héroe de guerra, en la nave Leviatán a explorar la región del polo sur, desde la península de Tierra de O´higgins hasta una meseta de montañas que se cree superan en tamaño al Himalaya.



Con una pequeña referencia al gran libro de ucronías de Baradit-Ortega-Wilson-Lisama, y otra un poco más directa al mismo Ortega reúno en este breve relato algunas de las más asombrosas islas que la fantasía y la sci-fi ha ubicado en nuestro mar.  Tiene sus ventajas vivir en el Fin del Mundo.
También se puede leer en:
http://chileniaucronica.blogspot.com/2012/03/1888-islas.html

1 comentario:

  1. Buen escrito, te falto decir que se vaso en el llamado de cthulhu de H.P. Lovecraft y a cuento de julio verne, viaje a 20 leguas de viaje submarino... En fin excelente escrito demasiado tributo a los grandes y es aprecia a la idea que tenía, solo que involucraba más
    a un robot y ejércitos de ryler... en fin vale por compartirlo xD
    ------------------------------------
    http://chileniaucronica.blogspot.com/

    http://blackhole.bligoo.com/

    ResponderEliminar