“… y el escritor de ciencia
ficción descubrió que no estaba escribiendo sobre el futuro, sino del presente”.
Anónimo
Pasado 1984, y 1989, y la caída
del Muro de Berlín, cuando Big Brother se volvió capitalista, cambió la
consigna de su ideología. En esto influyó Steve Jobs, el hombre que le metió a
la informática lo que al asperger de Bill Gates nunca se le hubiera ocurrido: el diseño
amigable con el usuario. Luego vino Zuckerberg, y la Casa Blanca y las agencias
de publicidad obtuvieron lo que siempre quisieron: la herramienta perfecta para
espiar a las personas (cosa de preguntarle a Edward Snowden). Pero es a Jobs, y a su comercial de Apple del ´84, a
quien le debemos que la distopía consumista (no comunista) en que vivimos, similar más que nada a la opera prima de Goerge Lucas THX1138, nos
reciba con una sonrisa de pixeles imperceptibles al ingresar la contraseña al comienzo del día. Con el letrerito de "Sonría, lo estamos grabando" pegado junto a cada una de las cámaras. “El futuro será horrible,
pero bien diseñado” dijo Jorge Baradit una vez. Y razones no le faltaban. Ya no necesitamos un complejo sistema de pantallas bidireccionales para espiar a las personas: éstas nos dicen todo voluntariamente. Con esta fuente de datos, espiar las llamadas telefónicas es sólo algo anexo.
Con las redes sociales no sólo
puedes saber lo que los demás dicen y piensan, también influir en sus
conductas, e incluso modificar su memoria. Comunicación es control, dijo
Stafford Beer. Control es poder, así como conocimiento es poder. Quien controle
la información (conocimiento, gustos de usuarios, tarjetas de créditos, dónde
has estado y con quién…) que se mueve por las tecnologías de la comunicación,
termina finalmente forjando la mente de sus usuarios.
El Mundo no se acabó el 2012, a
pesar de toda la información conspirativa en Internet que apuntaba a que así
fuera… pero unos minutos después del 2012, toda esa información se borró y fue
reemplazada por posteos y sitios que desmentían todos los rumores con fechas anteriores
al 21/dic. De la noche a la mañana, la gente se sintió aliviada de recordar que
había creído otra cosa: la postura que finalmente tuvo razón.
Con esta tónica, a mediados de 2031
que surgieron las nuevas leyes de la informática: todo aquel que no tenga
perfil o cuenta en alguna parte de Internet, no existe. Sumado a la ley de que
todo lo que uno diga y haga debe ser instantáneamente posteado en LA Red
Social. Ley que muchos consideran innecesaria, pues la gente lo hace
voluntariamente.
A esas alturas no se produce nada
nuevo. Todos los productos culturales son reciclaje de los clásicos de antaño.
Claro que pocos lo saben o pocos lo recuerdan. Si La Red lo dice, se trata de
la mejor película del año. Si es verdad o no, a la gente le da igual. It´s
funny to believe. Así no hay que desgastar el mate. La masa me dice qué pensar.
Monitorear toda la información
que surge en La Red es difícil, pero ya para el 2084 que Big Brother tiene sus
truquillos tecnológicos para hacerlo. En esto se entretiene la humanidad en el
siglo XXI. Haciendo y deshaciendo (como en 100 años de Soledad) la información.
En algo hay que matar el tiempo en ausencia de viajes intergalácticos y de
solución a los problemas de desigualdad y hambre en el mundo. Eso también da
igual, los que se mueren de hambre no tienen acceso a una computadora, así que
da lo mismo si se mueren. ¿Estancamiento? ¿Walli? (Disney) habrá que esperar
para verlo. Tendrían que cambiar las leyes de la física para que podamos lanzar
a un intrépido y noble capitán Kirk a explorar el universo y darle un desafío a
una humanidad ávida (inconscientemente) de propósito y redención. Puede ocurrir mañana, o dentro de mil años más. Pareciera ser que no hay nada más que inventar hasta entonces. Es lo que los expertos llaman "Singularidad Tecnológica".
“El futuro será horrible… pero bien diseñado” gracias,
Steve.
Nota:
La cita es mía, pero en una de esas la vi en algún
lado y se me ocurrió que la inventé yo. Quien sabe, total, a estas alturas está
todo escrito. Casi no hay forma de ser original. En la Edad Media todas las obras eran Anónimas, pues eran dedicadas a Dios. Hoy, yo diría que vale la pena sacar algo como Anónimo, pues nunca podrás tener la seguridad de que sea una idea original de tu autoría.
Lo único que no está escrito es el destino: podemos cambiar
el futuro. Y hacerlo como queramos, si nos lo proponemos…
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