miércoles, 31 de octubre de 2012

Dibujos y manualidades de Los Mitos de Cthulhu

Para este Halloween subo fotos de algunas de las chucherías que he ido desarrollando con el tiempo en este último año, en que he entrado de lleno en la lectura de Lovecraft y sus indecibles-indescriptibles-inanerrables-indecifrables-insoportables monstruos transdimensionales.
Al igual que Jorge Baradit, tengo un pensamiento muy visual, sumado a una innata habilidad con las manos. Después de mis lecturas del caballero de Providence siempre trato de concretar algunos de sus tentaculinosos monstruos en medios visuales, ya sea en dibujo o en manualidades.

El primero, aquel que no podía faltar, EL GRAN CTHULHU:



Arcilla encontrada en el roquerío de una vieja y aislada caleta de pescadores. Se dice que un turista encontró esta escultura, con grabados y bajorelieves en su base en un idioma indecifrable, entre las alucinantes formas rocosas y semienterrada en la arena. Al parecer el mar la escupió hacia la costa donde una poderosa tormenta que había azotado la costa la noche anterior. La imagen causó pavor entre los pescadores quienes no quisieron tenerla cerca de la playa.




Bueno, la reseña es mentira. Pero sí la moldeé durante mis vacaciones en Horcón, un lugar ideal para una historia lovecraftiana.




La siguiente pieza arqueológica, de origen desconocido, forma parte de la colección del museo de la Universidad de Miskátonic. El material del que esta hecha, también enigmático, parece ser una aleación de platino, hierro y telurio, más otros dos elementos químicos de elevado peso atómico totalmente inclasificables hasta el día de hoy.

En realidad, está hecha con arcilla, pero en fin.



Las siguiente, las hice mientras jugaba con plasticina con mi hermano:
Wilbur Whateley agonizando, del cuento El Horror de Dunwich, y un especimen de La Gran Raza de Yith.


El Profesor Indiana Jones, en la expedición a las Montañas de la Locura donde descubrió las ruinas de una civilización milenaria, además de una raza de criaturas violentas y peligrosas.




‎"Mi escaso talento para el dibujo me obligó a intentar describir con torpes palabras los seres fantásticos que moran en mis sueños tenebrosos" Robert Block en El Vampiro Estelar. Con esta frase, Block terminó de zanjar mi vieja duda de porqué hay tantos comics y fan-arts de los relatos de Lovecraft, a pesar de su carácter "Indescriptible". Es este precisamente el que permite dar rienda suelta la imaginación de lectores e ilustradores, experiencia que comprobé al hacer estos bocetos de un cuento ignorado por los dibujantes, y uno de mis favoritos, LA BESTIA DE LA GRUTA:



Este cuento fue escrito por un joven Lovecraft de apenas quince años. Bastante simple, pero no por eso menos aterrador. En este boceto retraté los últimos momentos de la criatura, quien con su último aliento reveló su terrible verdad...


Y en esta otra versión, un poco más simple, dibujé la vida de esta criatura en la cueva, quizás percibiendo que se acerca algún extraño del exterior a ponerle fin a su miserable existencia.


Este no está basado en ningún cuento, está más que nada inspirado en un monstruo de Futurama, Yivo, pero en versión lovecraftiana. También en todos los otros monstruos extraterrestres, transdimensionales, inconmesurables, indescriptibles, amorfos y con muchos tentáculos que acechan continuamente a la tierra en el universo del Horror Cósmico.



Este está basado en el primer cuento que conocí del maestro, primero en una notable narración de Alberto Layseca, luego en una agradable lectura de una antología. Uno de mis favoritos: EL EXTRAÑO. Específicamente en el momento en que se enfrenta a la terrible verdad de su abominable destino frente al espejo.

El Ser en el Umbral, el único cuento lovecraftiano con una figura femeniana como protagonista, una abominable Femme Fatale:







Y para concluir, una reliquia invaluable, un dibujo del puño y letra del mismísimo maestro de Providence de su gran e icónico monstruo de los mitos. En lo que concierne a todos los demás FanArts de Cthulhu (incluyendo el mío) que le agregaron de su propia cosecha, pueden irse al demonio. Esta es la imagen mental que tenía el caballero de Providence para su innombrable:


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