sábado, 9 de julio de 2011

X-men: First Class





Con una trilogía ya cerrada, e incluso con un final cuasi abierto que da material para extenderla por esta misma vía, y ya un spin-off centrado en el personaje que se robó la película desde el inicio de la historia, es natural sentir algo de reticencia hacia esta proto-secuela, este Begins, del grupo de mutantes. Pero lo cierto es que, digan lo que digan hay que reconocer algo, X-men: First Class, como película, cumple.
Ya en la última entrega de la saga original podemos apreciar algo de desgaste por parte de los guionistas a la hora de presentarnos todo el basto universo de Stan Lee. The Last Stand nos presenta tantos personajes que al final es poco o nada lo que sabemos de ellos.
A diferencia de lo que se dio con esta película, en que cada escena, cada intervención nos detalló con suma maestría, sin excesos ni carencias, a cada miembro del repertorio de mutantes sin perder el ritmo de la narración y, por supuesto, de la acción.
Vemos los inicios de Raven, una chica reprimida e insegura de su condición de mutante para luego convertirse en Mistique, la radical, promiscua y nudista mutante aliada de Magneto (¿Por qué promiscua? Primero Hank, luego Magneto, y por lo que inferimos, luego Azazel).
Vemos a Hank, el genio científico, avergonzado de su condición, que en un desenlace de justicia poética termina por mutar aún más al tratar de revertirlo. E inferimos que eventualmente madurara lo suficiente para aceptarse como es, “Mutant and proud” como diría Mistique. Al fin y al cabo, Hank es un chico listo y tiene el apoyo de Charles.
Y por supuesto, vemos a nuestro querido Charles Xavier desde sus inicios, cuando era un joven que lo tenía todo en la vida, dinero, inteligencia, prestigio, personalidad, poderes telepáticos, con un curriculum así es fácil de entender a este mutante que se dedicaba a usar su enorme inteligencia para desentrañar misterios científicos, particularmente del nuevo salto en la evolución humana, y el resto del tiempo a usar sus poderes telepáticos para conquistar chicas y vivir la vida como todo buen universitario. Una existencia plácida, que aún así optó por cambiarla por una en que asumía la titánica tarea de reivindicar y proteger a los mutantes, además de asegurar la paz entre esta raza y aquellos que deseaban lo contrario. Un personaje con toda su vida en orden, que como varios filántropos luego se dedicó a cooperar con el orden en el mundo.
Un poco antes vemos a Eric, un joven judío sometido por los nazis, una secuencia calcada de la primera película de X-men en que el joven Magneto descubre sus poderes y luego vemos por primera vez a Kevin Bacon para pasar a detallarnos más la historia de este sufrido personaje, que sería víctima de los experimentos de este científico y que luego se ganaría la vida como caza-nazis, o como el mismo diría, “Como el monstruo de Frankenstein en busca de su creador”.
Quizás el rol de Bacon es el más interesante de esta película. Vemos como se modifica un tanto el personaje de Sebastian Shaw de los cómics para mostrarnos a un villano que se puede resumir en pocas palabras: Maldad Suprema, o Encarnación del mal. Su modus operandi: Manipular el cauce la guerra fría. Sus escrúpulos: Ninguno. Su objetivo: Desatar una guerra nuclear que barra con los homo obsoletus y convierta a los sobrevivientes en mutantes, y luego gobernar este nuevo mundo surgido de las cenizas, objetivo similar al de Magneto para X-Men I, pero sin la limpieza de su maquina y con muchas muertes de por medio.
Tal como apreciamos, y como reconoce el mismo, es una suerte de nazi súper evolucionado, biológica e ideológicamente.
Aunque inicialmente haya colaborado con ellos como el prototipo de científico nazi, desalmado y despiadado, cabello rubio y ojos azules lo encuentra patético. Su idea es más visionaria, se adelanta al advenimiento de la raza mutante, llegada acelerada, según la película, por la investigación atómica (Ligera incongruencia, Magneto y Shaw son anteriores a Hiroshima, a menos que hayan vivido cerca de los laboratorios de Werner Heisenberg).
¿Sus poderes? De Nivel 5 me atrevería a decir, “Absorbía energía”, lo cual lo mantenía joven, y constituía una buena excusa para mostrarnos un Kevin Bacon más joven de lo que es en realidad, y por lo que podemos apreciar absorbía todo tipo de energía, cinética, calórica, nuclear, eléctrica… electromagnética. Por lo mismo, era uno de los pocos mortales capaz de hacer frente a Magneto. Sumado al casco anti ondas telepáticas que construye en colaboración con sus camaradas rusos, era invulnerable incluso ante Charles Xavier. Maldad suprema e indestructible.
Es en el enfrentamiento final en que esto se puede apreciar. La única debilidad de la que se pudo aprovechar Magneto para derrotarlo fue su exceso de confianza, por unos pocos instantes fue suficiente para quitarle el casco y dejarlo a merced de Charles. El resto es historia.
Magneto es el Malcom X de los mutantes, pero al fin y al cabo sigue siendo judío, lo cual demuestra al llevarse levitando al derrotado y asesinado cuerpo de Shaw en una posición de cruz calcada de la pasión de Jesucristo. Brillante escena. También en Superman Returns vimos a un súper hombre (Interprétenlo como quieran, tanto Shaw como Kal-El le deben un poco al Übermensch de Nietzsche) siendo apuñalado en el costado en una clara referencia bíblica judía.
Todo esto ocurre en medio de la crisis de los misiles, conflicto que pasa a segundo plano cuando el mundo contempla deslumbrado el poder de los mutantes en su primera batalla entre sí.
La batalla puede ser analogizada con la historia real. Shaw era el Tercer Reich, poco numeroso, pero increíblemente poderoso y confiado, fue necesario unir a todos los que pudieron para hacerle frente. Ya derrotado fue que los mutantes aliados dejaron aflorar sus diferencias ideológicas internas para separarse en los bandos que caracterizarían a la eterna lucha de esta historieta de Marvel, lucha tan extensa como la misma guerra fría: Entre los mutantes que buscaban la paz y la integridad con los humanos, y los que aspiraban a derrocar a la obsoleta raza humana, encabezados por Charles y Eric respectivamente.
Y no obstante, vemos como en medio de la confusión de la primera pelea cuerpo a cuerpo entre estos dos enemigos tan opuestos Charles es herido de gravedad por accidente, lo que significó un tiempo fuera, pues Eric no podía hacer menos que auxiliar a su amigo. Amigos, pero a la vez enemigos.
Como diría Samuel L. Jackson en El Protegido: “En un cómic, ¿Sabes cómo te das cuenta de quién es el villano? Es el opuesto al héroe, y muchas veces son amigos ¡Cómo tú y yo!”
Regla general para toda historia de súper héroes.
Poco antes de esta permanente división vemos como estos amigos juegan amigablemente ajedrez, actividad que seguirán haciendo por muchos años, como vemos al final de la primera de X-men.
Así, son muchas las referencias que nos muestra el film al resto de la saga, una doble mención a la eventual calvicie de Charles, una corta aparición de Rebecca Romijn, la Mistique original, el padre de Kurt Gagner, con poderes homólogos, y para compensar la ausencia del Cameo de Stan, vemos por unos momentos a quien logró ganarse su propia película, Wolverine, interpretado por el mismo y querido Hugh, y en su hábitat natural: Un bar.
A la rápida la impresión de total encaje con el resto del puzzle de las películas anteriores es completa, pero lo cierto es que X-Men: First Class tiene sus falencias:
Nos dicen que Charles perdió aquí su habilidad para caminar, pero luego lo veremos de pie, y mucho más viejo al final de X-Men: Wolverine.
En la misma película vemos brevemente a Emma Frost de poca edad, a pesar de que dichos hechos son muy posteriores a First Class.
Y para X2 escuchamos a un “Doctor Shaw” vivo y humano en una corta escena.
¿Mistique hermanastra de Charles? ¿Qué pasó con Kain? ¿Cómo lo hubiera tolerado este mutanto-fobo extremo? ¿Y su madre?
¿Por qué una mutante tan poderosa como Emma Frost no vuelve a aparecer en las otras entregas?
A alguien le faltó explicarnos algunas cosas. Material para una secuela, o una novelización.
A pesar de estas y otras incongruencias, la historia esta bien contada, y entretiene. Los únicos que pueden objetar algo son los fans más acérrimos, como lo que pasó para el estreno de la última de Star Trek.
Altamente recomendable.


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