Hace tiempo que ha estado aquí, desde que tengo
memoria. Encierra a toda el área nororiente de la ciudad, o quizás ellos nos
encerraron a nosotros, quién sabe.
Apenas puedo recordar algunas imágenes de mi
niñez, de antes de que lo construyeran. Fue en los tiempos en que empezó el
caos y los militares se tomaron las calles. Las sirenas y el ruido de las botas
y ametralladoras eran pan de cada día. Luego llegaron los soldados de afuera. Según
nos dijeron, el enemigo comenzó su arremetida desde adentro, infiltrado. Luego
vino la invasión desde afuera de nuestras fronteras. Fue todo muy confuso,
caótico, cuando un ejército era derrotado llegaba otro de afuera a hacerle
frente al ganador. La ciudad de Santiago era poco menos que un campo de
batalla. Ya ni sé quién ganó, y creo que eso es lo menos relevante a estas
alturas.