Todos los caminos del laberinto
Película: El Laberinto del Fauno
Premios: Oscar
al mejor maquillaje, Oscar a la mejor fotografía, Premio Nébula al
mejor guión, Premio Goya al mejor guión original.
Reparto: Ivana Baquero, Ariadna Gil, Sergi López, Frank Rodríguez Mordas, Doug Jones, Maribel Verdú, Álex Angulo.
Argumento:
En la
España de la post guerra civil, Ofelia, una niña creyente de
los cuentos de hadas, se va a vivir con su madre embarazada al cuartel de su
cruel padrastro, capitán del ejército franquista. Junto al cuartel, existen las
ruinas de un viejo laberinto, en el cual Ofelia se encontrará con una criatura
mágica conocida como Fauno. Éste le encargará tres pruebas para poder “volver a
ser princesa”.
Introducción:
Estrenada el 2006, en una alianza mexicana y
norteamericana, y rodada en España casi en su totalidad con actores españoles,
El Laberinto del Fauno viene a ser la segunda parte de la trilogía informal de
Guillermo Del Toro de películas de corte fantástico ambientadas en la guerra
civil española. Siendo sucesora de El Espinazo del Diablo.
Sin lugar a dudas la obra maestra del director mexicano,
y ganadora del premio oscar a mejor película de habla no inglesa, éste film es
una maravilla en términos estéticos y visuales, así como temáticos.
No es menor el hecho de que sea la primera
película nominada en esta categoría del género fantástico, y es que el género
le sirve como medio al director para contar una maravillosa y hermosa historia,
con potentes y humanos mensajes entrelazados. “Todas son herramientas
simbólicas para entender el mundo. Es una suerte de filosofía de imágenes, o de
ideas entre monstruos que representan cosas para mí” llegaría a declarar Del
Toro. Consecuentemente obtenemos una película rica en mensajes simbólicos.
Desde el principio se nos revela que el destino
de la protagonista es la muerte, pero eso no le quita magia al transcurso de la
historia. Es esta aura de muerte, misticismo, y nostalgia lo que envolverá todo
el relato, amenizado con una simple melodía de pocos compases que caracterizó
su banda sonora de principio a fin.
Trasfondo Ideológico
El film parte con una introducción que nos
dice:
“Cuentan que hace
mucho, mucho tiempo, en el reino subterráneo, donde no existe la mentira ni el
dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos. Soñaba con el
cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. Un día, burlando toda
vigilancia, la princesa escapó. Una vez en el exterior, la luz del sol la cegó
y borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La princesa olvidó quién
era, de dónde venía. Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor. Y al correr de
los años, murió. Sin embargo su padre, el rey, sabía que el alma de la princesa
regresaría, quizás en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar, y él la
esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar…”
Dicha princesa es Ofelia, cuyo viaje es para
retornar al reino a donde pertenece, para lo cual debe pasar tres pruebas que
demuestren que aún “no se ha convertido en mortal”. Ahora ¿qué tiene de malo
ser mortal? Veamos.
Al igual que en Star Wars, se nos da la contextualización del universo al que hemos
accedido. No obstante, hay más de una metáfora más o menos explícita metida
entre estas líneas. La luz del sol la podemos asociar casi automáticamente a la
luz de la razón y el conocimiento humano, el cual en algún minuto terminó por
desplazar todas las creencias arcaicas y mágicas de los hombres. Llevándolo por
caminos que lo hicieron desarrollar la mentira y el dolor, hasta caer en
locuras como la guerra y el fascismo.
Esto también se puede relacionar con el mito de
la Caverna de Platón.
En el reino subterráneo están totalmente a salvos del cruel y frío mundo de los
seres humanos, refugiados en sus tradiciones arcaicas, o quizás sólo en su
simpleza, en contraste de los complicados y violentos problemas de los mortales
“iluminados”.
Según la mitología, en sus orígenes
primigenios, convivían en paz hombres y criaturas mágicas. Eso, hasta que la luz de la razón hizo que el
hombre se fuera olvidando de la magia y cayendo en la trampa de sus propias
artimañas, entrando a una sociedad supuestamente “civilizada” donde olvidó sus
creencias míticas, pero al mismo tiempo su lado más humano, dejándose llevar
por ideologías con fundamentos “razonables” que a la larga lo llevaron a
construir figuras opresivas, como el fascismo y la iglesia católica.
Hay un lugar donde todo eso converge: el
bosque. Mientras una niña, inocente y ajena a la locura de la guerra, busca los
objetos y criaturas mágicas que el Fauno le encarga encontrar, los crueles
hombres lo recorren a caballo, armados y ajenos a cualquier otra cosa que no
sea su presa humana (los rebeldes republicanos).
En esta secuencia, Ofelia lee del libro mágico
que “Al principio de los tiempos, cuando el bosque era joven, vivían en armonía
los animales, los hombres y las criaturas mágicas. Se protegían los unos a los
otros, y dormían juntos bajo la sombra de un frondoso árbol…” Mientras
que su padrastro, el Capitán Vidal llegaría a afirmar más delante de los
republicanos “Esta gente parte de una idea equivocada, que somos todos iguales.
Pero hay una gran diferencia: que la guerra terminó y ganamos nosotros. Y si
para que nos enteremos todos, hay que matar a esos hijos de puta, pues lo
matamos y ya está”. Los dos extremos del espectro. Conceptos como la hermandad y la igualdad
son totalmente ajenos a este militar.
Volviendo al libro de magia, este indicaría “Ahora,
el árbol se muere, sus ramas están secas, su tronco viejo y torcido. Debajo de
sus raíces, ha anidado un enorme sapo que no lo deja sanar”. Y la primera
prueba de Ofelia consistía en recuperar una llave del vientre del sapo, y en la
operación, matarlo. Ella misma llegaría a decirle a la criatura:
“¿No te da vergüenza
estar aquí abajo, comiéndote los bichitos y engordando mientras el árbol se
muere?”
La siguiente secuencia sería la del ostentoso y
opíparo banquete donde el capitán expone sus ideales fascistas a sus
comensales, mientras el resto del pueblo subsiste a base de la comida racionada
que él mismo reparte. Cena a la cual, Ofelia no pudo asistir por estar
realizando su prueba. Una crítica más o menos directa al acaparamiento de
alimentos y de riquezas.
***
El bosque es el lugar místico por excelencia.
El lugar donde los mitos del medioevo acontecen. Donde, según la tradición,
habitan las criaturas mágicas del folclore europeo, hadas, elfos, nomos,
duendes y faunos.
Desde el principio se nos da a entender que la magia está prácticamente a la vista. Ofelia ve estatuas y ruinas que tienen cierta aura mística, pero para su madre y el resto de los habitantes del pequeño pueblo de Sevilla no son más que ruinas sin valor. Las “hadas” que Ofelia dice ver, son insectos grandes, y la “Mandrágora” (una planta que “soñaba con ser humana” claro que soñar no es algo muy incentivado en este contexto) es sólo un montón de hierbas podridas a los ojos del energúmeno de su padrastro.
Pero el punto culmine de esta idea es hacia el
final de la película, cuando el capitán persigue a Ofelia en el mágico
laberinto (ruinas inútiles para él) y ve a la niña hablándole al aire, en el
lugar en que ella ve claramente a un Fauno.
Quizás sea que la criatura a propósito se
volvió invisible a los ojos del militar, o simplemente los humanos ya son
incapaces, no sólo de comprender, sino que de ver a algo que escapa a sus
conocimientos y su visión del mundo. Como diría Luis Pasteur, “El mayor
desorden del espíritu, es no creer en las cosas que no queremos ver”. Sea como
sea, para el capitán Ofelia está loca (posible alusión a la tragedia de Hamlet,
donde el personaje llamado Ofelia perdía el juicio) y la mata de un disparo,
luego de perseguirla a través del laberinto.
Esto nos habla de la cerrada mente que han
desarrollado los hombres, ciegos ante lo que está ante ellos y demasiado
enfrascados en sus mundanas preocupaciones, sus absurdos temores y sus
ridículas rencillas. Idea representada en la guerra de guerrillas; el miedo de
la madre de Ofelia a un mundo, según sus palabras, por naturaleza duro y
oscuro; y un polarizado, y a la vez asustado pueblo español.
Con todo esto, más preocupados de matar que de
la vida en sí, el sueño de la inmortalidad es algo muy lejano para los hombres.
Esto se denuncia en la fábula que le cuenta Ofelia a su hermano mientras aún
está en el vientre materno:
"Hace muchos, muchos años,
en un país muy lejano y triste existió una enorme montaña de piedra negra y
áspera. Al caer la tarde en la cima de esa montaña, florecía todas las noches
una rosa que otorgaba la inmortalidad, sin embargo nadie se atrevía acercarse a
ella, pues sus numerosas espinas estaban envenenadas. Entre los hombres solo se
hablaba del miedo a la muerte y al dolor, pero nunca de la promesa de la
inmortalidad. Y todas las tardes la rosa se marchitaba sin poder otorgar sus
dones a persona alguna, olvidada y perdida en la cima de la montaña de piedra
fría, sola hasta el fin de los tiempos. "
No hace falta ser muy perspicaz para inferir
que este país muy lejano y triste alude a la España donde se encuentran, o a cualquier otra
nación que le ha tocado pasar por una situación similar. En un contexto de
guerra, todo el mundo solo habla del “miedo a la muerte y al dolor”, y
cualquier intento de alcanzar un sueño es desechado en detrimento de la
prioridad que es sobrevivir. Así, con los hombres enfrascados en sus guerras, y
sin agallas para emprender cualquier otra empresa, los sueños (en este caso, la
rosa) se marchitan sin florecer. Al igual que la vida.
Quizás alguien lo suficientemente valiente
hubiese enfrentado las espinas, convencido de que la rosa lo curaría del veneno
y le otorgaría el regalo de la inmortalidad. Pero los mortales, temerosos y
cortoplazistas, sólo alcanzan a preocupase de su material y efímero entorno
inmediato, sin ver más allá.
Vale decir, ya incluso antes de nacer, este
pequeño hombrecito debe hacerse la idea de que la inmortalidad es un sueño
inalcanzable en el mundo al que le tocará llegar.
Y para los seres mágicos, la mortalidad de los
hombres parece ser lo que más los distingue en su miseria, como le dice el
Fauno a Ofelia cuando la reta por desobedecerlo:
“Vuestro espíritu se
quedara para siempre entre los hombres. Envejecerás con ellos, morirás con
ellos. Vuestra memoria se desvanecerá en el tiempo. Y nosotros desapareceremos
con ella. No nos volveréis a ver jamás”
Del Toro identifica al fascismo como una de las
principales causas de todos estos males. La película es antifascista por donde
se le mire. Uno de los puntos más explícitos de esta idea es cuando el doctor
Ferreiro desacata la orden de Vidal de mantener con vida al moribundo
prisionero que ha sido objeto de las más crueles torturas, optando por matarlo
para evitarle más sufrimiento. Cuando el capitán le pregunta porqué no lo
obedeció, el doctor dijo “porque… obedecer por obedecer, así, sin pensarlo… eso
sólo lo hacen gentes como usted, capitán” (no olvidemos que ese fue el argumento con que nazis y militares fascistas de todo el mundo se escudaron por sus violaciones a los derechos humanos una vez caídas sus dictaduras: "Sólo seguíamos órdenes") por supuesto que acabaría muerto
segundos después de desafiarlo.
Misma idea se repite al ver al personaje de
Ofelia desobedeciendo una pequeña orden dictada por el Fauno de no comer nada
de lo que ofrece la mesa del ser conocido como el “Hombre Pálido” (el demencial
personaje que se convertiría en uno de los íconos más recordados de la
película) sacando una pequeña uva. Mismo instinto rebelde manifestaría hacia el
final de la historia, al rehusarse a sacarle una pequeña gota de sangre a su
hermano recién nacido. Cosa que sería finalmente recompensada. Tanto su rebeldía,
como su valentía y astucia para ver más allá de las apariencias.
El complejo de Cronos
A propósito del hombre pálido, se puede ver en
este, y en la figura del capitán, uno de los simbolismos más explorados por la
película: el complejo de cronos.
En mitología griega, Cronos fue el rey de los
titanes, cargo al que llegó luego de destronar a su padre Urano. Poco después se le advirtió mediante una
profecía, que uno de sus hijos lo mataría y lo sustituiría como rey, tal como
él hizo con su padre. Ante tal pronóstico, Cronos se decidió a evitar dicho
destino y comenzó a devorar a todos los hijos que nacieran de su esposa Rea.
Excepto uno, que Rea escondió para que sobreviviera de las fauces de su padre:
Zeus. El mito cuenta que sería Zeus quien finalmente derrotaría a Cronos y se
convertiría en rey de los dioses.
Más tarde, las nacientes escuelas de
psicología, de la mano de Freud y Carl Jung, utilizarían este mito como una
analogía de la tendencia humana al estancamiento en el poder, impidiendo que surjan
nuevos competidores que amenacen la estructura jerárquica que han creado, y
predestinando en sus hijos el rol de perpetuar ese orden. Así, surgió el
concepto del Complejo de Cronos. Patología definida como ‘un destructivo
proceso por el cual, el padre se come la capacidad del niño de ser el mismo
como ente autónomo e integral’.
"El complejo de Cronos no es una tendencia
asesina por decir, ya que Cronos no sólo se
deshizo de su descendencia, sino que con un proceso destructivo de ingestión que dificulta la capacidad del niño de existir por separado y de forma autónoma de los padres. En el consumo de su hijo, Cronos no sólo tienen por objeto aniquilarlo, sino que lo hace parte de sí mismo.
deshizo de su descendencia, sino que con un proceso destructivo de ingestión que dificulta la capacidad del niño de existir por separado y de forma autónoma de los padres. En el consumo de su hijo, Cronos no sólo tienen por objeto aniquilarlo, sino que lo hace parte de sí mismo.
De acuerdo con Bolen, desde los tiempos
antiguos, el complejo de Cronos es una tendencia masculina a través del cual
las culturas se han mantenido en el poder.
Es evidente esto en sistemas como el fascismo, una de las mutaciones más radicales del patriarcado”. John W. Crandall, en El Complejo Cronos.
Es evidente esto en sistemas como el fascismo, una de las mutaciones más radicales del patriarcado”. John W. Crandall, en El Complejo Cronos.
Esta tendencia a no permitir que los demás
surjan más allá de uno mismo, es representada en el personaje del capitán
Vidal. Quien busca a toda costa tener un hijo, sólo para continuar con la
tradición familiar de tener un barón. Que lleve el mismo nombre que su padre, y
el de sus antecesores, además de ser militar.
Esto, sumado a su obsesión con el tiempo, y el
reloj que heredó de su padre (con la hora exacta a la que él murió), lo ligan
directamente al mítico titán, conocido hoy en día por su papel de amo y señor
del tiempo.
Idea que se vuelve aún más explícita cuando
Ofelia irrumpe en la morada del “Hombre pálido”. La extraña criatura con ojos
en las manos, interpretado por Doug Jones, él mismo actor tras la piel del
Fauno. Ofelia debe realizar su misión en el poco tiempo que tiene antes de que
un reloj de arena se vacíe. En sus dominios, encontraría al ser, inerte, y
sentado frente a una mesa con un opíparo banquete. Y tras de sí, grotescos
cuadros que representan al ser devorando niños. Estos últimos estarían notablemente
inspirados en las pinturas del pintor español Francisco De Goya, quien
inmortalizaría en su estilo barroco a la leyenda de Cronos (Saturno en
mitología romana).
Todos estos elementos, el reloj de arena, y los
cuadros, ligan inextricablemente a la criatura con la leyenda de Cronos. Y el
banquete del cual Ofelia no puede tocar bocado alguno por orden del Fauno,
viene a retomar la crítica al acaparamiento de alimentos, relacionándolo con la
figura del capitán Vidal. Y Ofelia, con un innato instinto rebelde, no puede
evitar sacar un par de uvas. Como consecuencia, despertaría a la grotesca y
hambrienta criatura, la cual devoraría las hadas que acompañan a la pequeña
Ofelia, arrancándoles las cabezas con su boca. Referencia prácticamente
explícita al Saturno de Goya. Sin lugar a dudas, estamos ante el mismísimo
Cronos.
Así, el Hombre Pálido vendría a ser una
representación más surrealista de Vidal del fascismo español. Los ojos en sus
manos pueden ser una alusión a que él sólo puede ver las cosas palpables, sin
ver más allá, al igual que el resto de los mortales y el mismo Vidal que no
puede ver al Fauno.
El círculo vicioso se rompe hacia el final de
la película, cuando los insurgentes vencen a Vidal. Éste, rendido, les entrega
a su hijo recién nacido y exclama:
“Decidle a mi hijo a qué hora murió su padre.
Decidle…” a lo que el personaje de Mercedes le interrumpe con un rotundo: “No…
ni siquiera sabrá tu nombre”. Acto seguido, recibe un disparo abajo del ojo
izquierdo.
La dinastía de los Vidal se ha acabado, al
igual que el complejo de Cronos.
Saturno devorando a su hijo,
por Francisco de Goya
|
Ésta no sería la primera vez que el director mexicano trabajó con la figura del dios greco-romano. Pues la película con la que saltó a la fama fue La invención de Cronos (filme donde trabajó por primera vez con el argentino Federico Luppi). Su Ópera Prima, en la cual un alquimista del siglo XVI encerró a un escarabajo inmortal en un pequeño artefacto de oro, con la misma forma que el insecto. Dicho dispositivo tenía la facultad de volver inmortal a quien lo utilizara, pero a costa de convertirlo en un vampiro sediento de sangre, y dependiente del artefacto para subsistir. El alquimista viviría cuatrocientos años, escondido en las tinieblas, y devorando seres humanos, para luego morir a causa de un derrumbe. Sus últimas palabras serían Suo Tempore (Frase latina que significa “A su tiempo”). Años después, el protagonista, Jesús Gris, cuyo nombre tendría un significado irónico muy potente en el film, encontraría el artefacto, y de forma accidental lo transformaría en vampiro. Se obsesionaría con él de forma igual que su creador. Pero en lugar de hacerle daño a su nieta (la figura de la niña pequeña que deambula entre dos mundos es un recurso recurrente en los films de Del Toro) para extender su propia vida, toma consciencia de su maldición y destruye el escarabajo, asegurando así su inminente muerte.
Buscando una continuidad en el discurso de la
obra de Del Toro, se puede apreciar su aversión a extender las cosas más allá
de lo que la naturaleza estima conveniente. Y de la valentía necesaria para
cortar de forma definitiva estos excesos que cometen los hombres.
Análisis semiótico y esotérico
Esta es sólo una de las tantas metáforas y
simbolismos, algunos de corte más esotérico, que abundan en esta brillante y
conmovedora cinta. Siguiendo con las ideas de Jung, el film hecha mano de todos
los arquetípicos clásicos del mito y del inconsciente colectivo. Presentándonos
a un villano despiadado, una princesa en peligro, universos paralelos,
criaturas fantásticas, y la clásica batalla entre el bien y el mal. No por nada
el mismo Del Toro describió a esta historia como una “Parábola”. Vale decir,
hay mucho que analizar.
Tener ojos para ver
En la película, la idea de lo que podemos ver y
lo que no, está presente de principio a fin. De hecho, la acción de la historia
parte al poner Ofelia un ojo derecho en su lugar (en la estatua de un Fauno). Y
termina al recibir Vidal una bala bajo su ojo derecho.
Sería a partir de poner este ojo de piedra en
la antigua estatua, que se le aparcería por primera vez un ser mágico: un hada
con más reminiscencias de insecto en su apariencia, que acompañaría a la
protagonista en la aventura que acababa de emprender.
"Después de haber mencionado la vista, la
película tiene mucho que decir al respecto. Guillermo Del Toro casi parece
presuponer que el espectador necesita una tercer ojo "Zen" para
captar las verdades por excelencia enterradas profundamente dentro de los márgenes
arquetípicos de la película” (Psico-Análisis crítico de "El laberinto del
fauno": El mito, la psicología, realismo perceptivo, los ojos y
sentimientos de la decepción traumática).
De hecho, la importancia de los ojos es de suma
importancia en el simbolismo oculto y se remonta al antiguo Egipto, con el mito
del ojo de Horus siendo restaurado por Toth. Mientras que el ojo derecho se
asocia con la percepción de la información concreta y objetiva (lado masculino
del cerebro), el ojo izquierdo de Horus percibe lo místico, el plano espiritual
y la intuición (el lado femenino del cerebro). Al colocar de nuevo los ojos en
su lugar, Ofelia restablece el equilibrio de suma importancia necesaria para
embarcar en su transformación alquímica, de mortal en princesa del infamando.
Ofelia se da cuenta, sin embargo, que los
adultos que la rodean no creen en lo que no puede ser visto físicamente. Para
su madre, lo que debió ver su hija no debió ser más que un insecto muy grande
en lugar de un hada, por lo que su búsqueda es muy solitaria.
El Fauno y la Luna
Luego vendría su primer encuentro con el Fauno
en el laberinto. No es menor el hecho de que la estatua que restauró haya sido
la de dicha criatura.
Para el mundo anglosajón, la película recibió
el título de Pan´s Labyrinth. O sea, El Laberinto de Pan. En la mitología
antigua, faunos, sátiros y el dios griego Pan eran algo similar, ya que tienen
todos los cuartos traseros, piernas y cuernos de cabra. Pan es un prototipo de
energía natural, y el Fauno de la película se presenta como:
“He tenido muchos nombres... Viejos nombres que solo el viento y los árboles pueden pronunciar. Yo soy la montaña, el bosque y la tierra. Yo soy. Soy… Un Fauno”.
Vale decir, da entender que los hombres le han
dado distinto nombres. Este ser, Fauno o Pan, está en absoluto contacto con el
bosque, el mundo natural, ancestral y mágico. Otra interpretación, un poco más
rebuscada, está en la raíz griega de la palabra “Pan” que significa “Todo”.
Así, estaríamos ante “El laberinto de Todo” lo que volvería a la obra de Del
Toro una metáfora aún más ambiciosa.
Sea como sea, el fauno se convierte en una
especie de guía espiritual de Ofelia, ayudándole a través del laberinto real y
figurativo que tienen que pasar. Esto, a pesar de su monstruosa apariencia, lo
que lleva a los espectadores a pensar en un primer momento, que él es el malo
de la película. En realidad es el único ser en la vida de Ofelia que entiende
su deseo de "ser más" y alcanzar su máximo potencial. El verdadero
"chico malo" en la película no es la criatura horrible, sino el cruel
padrastro.
Se deduce que el fauno está conectado a lo
animal. Lo animal pertenece al mundo diurno, y está asociado con su movimiento
y su manera de vivir. Estos componentes llevan connotaciones negativas y son
conectados con el arquetipo del caos. El simbolismo del animal refleja dos tipos
de angustia. La primera es la angustia ante el cambio por influencia del tiempo,
y la segunda ante la muerte devoradora. Es decir, lo animal produce miedo y se
trata normalmente de relacionar con lo bestial.
El fauno es además siempre representado con la luna.
Y éste no oculta la importancia de dicho astro en las pruebas que debe realizar
Ofelia. De hecho, la marca en el hombro izquierdo de la niña, señal de que
pertenece a la realeza del infamando, tiene la forma de una Luna menguante.
Dicho astro aparece durante la oscuridad, lo que apoya el temor a la imagen
animal. Las tinieblas nocturnas son el primer símbolo del paso del tiempo (la
mayor preocupación del Fauno es que falta cada vez menos tiempo para la Luna llena). La luna está
pues unida con la muerte. El fauno y la luna se conectan así con lo transitorio
de la vida y el temor de la muerte y la existencia. Y la muerte sería
precisamente el destino final del cuerpo humano de Ofelia, y del mismo Vidal,
volviendo a la idea del tiempo y de Cronos.
Sin embargo, se puede ver la combinación del
fauno y la luna de otra manera. El fauno es una criatura de la mitología
griega. Es el hijo de un dios y una ninfa, por consecuencia una divinidad y el
dios del bosque y los instintos animales. La luna es también un símbolo cíclico
que pertenece al mundo nocturno. La existencia de la luna es una repetición de
crecer y decrecer e indica pues un círculo. La repetición cíclica permite
dominar el paso del tiempo, porque lo cíclico se repite y se puede comprender.
El fauno es una divinidad lunar y los dioses siempre llevan algo contradictorio
en sí. El fauno provoca miedo, pero al mismo tiempo puede ofrecer amparo contra
lo terrorífico del bosque. Según Durand, estos contrarios unidos en un dios son
un reflejo de las fases del ciclo lunar y lleva por lo tanto algo positivo. La
luna muere, pero siempre vuelve a renacer. Ofelia está en duda constantemente
durante la historia sobre la apariencia del fauno. No sabe si puede tener
confianza en esta criatura contradictoria (incluso su forma de hablar denota
ironía e intereses ocultos), pero al final encuentra protección a través de
este ser.
Del Toro también juega con ciertos elementos básicos del lenguaje visual a la hora de mostrarnos el mundo de sus personajes. Ofelia se encuentra normalmente cerca del laberinto, cuya puerta tiene un diseño basado en círculos, al igual que la escalera por la que desciende; también se le suele mostrar frente a ventanas circulares. Vale decir, los círculos aparecen solo cuando el Fauno entra en la vida de la niña. Los contornos redondos indican una dominación del tiempo. El círculo lleva en sí una repetición infinita y por su forma un consuelo ante el paso del tiempo.
En cambio, en la vida del general Vidal no aparecen círculos,
ruedas u otras imágenes que indican algo redondo (su obsesión con el tiempo
contrasta con el control que parece dominar el Fauno). Todo es rectangular y
por lo tanto finito. El uso de los círculos es un
indicación hacía adelante, de que sólo en la vida del fauno
se encuentra esperanza y consuelo.
El Laberinto
"Los laberintos
fueron lugares privilegiados de la iniciación de los muchos cultos antiguos.
Restos de estos laberintos místicos se han encontrado entre los indios
americanos, hindúes, persas, egipcios y griegos”.
Manly P. Hall,
enseñanzas secretas de todas las edades
Los laberintos eran
símbolos de las participaciones y las ilusiones del mundo inferior a través del
cual se pasea el alma del hombre en su búsqueda de la verdad. El laberinto del
fauno es sobre todo una alegoría de como Ofelia debe evitar las trampas y los
callejones sin salida del mundo material, con el fin de reunirse con sus
verdaderos padres.
Es donde entra de lleno en su
aventura al comienzo de la historia, y donde la terminaría también, siendo
perseguida por Vidal para asesinarla (posible reminiscencia del mito de Teseo y el Minotauro, donde la
criatura mítica, similar a un Fauno, devoraba a las vírgenes en su laberinto).
Ofelia, acongojada por
lo enferma que se encuentra su madre por el embarazo, pide ayuda al Fauno para
remediarla, el cual le entrega una extraña planta llamada mandrágora, la
"planta que soñaba con ser un hombre".
Su presencia en la
película es un recordatorio de que la magia no es de los cuentos de hadas, y el
conocimiento oculto puede tener aplicaciones reales en la vida real.
La mandrágora es una
planta importante en la tradición oculta, debido principalmente al hecho de que
sus raíces son a menudo como la forma de un cuerpo humano, con brazos y pies.
"Las propiedades
ocultas de la mandrágora, aunque poco comprendidas, han sido responsables de la
adopción de la planta como un talismán capaz de incrementar el valor o la
cantidad de cualquier cosa con la que estaba asociada. Como un amuleto fálico,
la mandrágora era considerada como un remedio infalible para la esterilidad.
Fue uno de los símbolos que los Caballeros Templarios fueron acusados de adorar.
La raíz de la planta se asemeja a un cuerpo humano y, a menudo llevaba el
contorno de la cabeza humana, los brazos o las piernas. Esta similitud entre el
cuerpo del hombre y de la mandrágora es uno de los enigmas de la ciencia
natural y es la base real de la veneración que se llevó a cabo esta planta. En
"Isis sin velo", Madame Blavatsky señala que la mandrágora parece
ocupar en la tierra el punto del que los reinos vegetales y animales se
encuentran, como los pólipos zoophites. Este pensamiento abre un vasto campo de
la especulación sobre la naturaleza de este animal-planta".
- Manly P. Hall, las enseñanzas secretas de todas las edades
- Manly P. Hall, las enseñanzas secretas de todas las edades
La primera prueba: Encontrar el Sagrado Femenino
La primera tarea dada
por el fauno a Ofelia es recuperar una llave de un sapo gigante que está
chupando la vida de un árbol antiguo. Aquí se inicia la búsqueda de
"volver a la matriz" y la reactivación de la feminidad oprimida. El
interior del árbol es hueco y húmedo. Y su forma es similar a la de un útero,
simbolizando el vientre-dador de la vida.
El
trauma de Ofelia, o fascinación con el principio femenino, se expresa muchas
veces, principalmente a través de su madre débil y embarazada, que en última
instancia tiene que dar su vida para dar a luz. En una escena perturbadora,
Ofelia ve en su libro mágico la silueta de un útero que explota en sangre, predicción
de las complicaciones de su madre.
También, otra lectura
sobre la forma del árbol, es que ésta hace referencia nuevamente a la forma de
la cabeza de un Fauno. De hecho, uno de los afiches de la película exalta esta
cualidad. Así, el árbol es el símbolo por antonomasia del bosque, del lugar
sagrado y mágico.
En ésta primera
aventura, Del Toro aprovecha de jugar con algunos clichés de los cuentos de
hadas, y nos muestra a Ofelia portando una versión negra del vestido usado por
la protagonista de Alicia en el país de las maravillas. Quizás queriendo reforzar
la idea de que estamos ante un cuento de hadas con un tono más oscuro de lo
habitual. De hecho, siguiendo con el guiño a la historia de Lewis Carroll,
Ofelia se interna en el interior de un misterioso árbol, tal cual haría Alicia
tras el conejo blanco.
Ya adentro, debe
realizar su prueba: hacer tragar al sapo tres piedras, y recuperar una llave
dorada que tiene en su vientre; sólo así, el árbol volverá a florecer. Al
hacerlo, el sapo expulsa una enorme masa gelatinosa que, al parecer, era su
relleno, sobre la cual se encuentra la llave.
Esto nos remite
nuevamente al mito de Cronos. En el cual, Rea engaña a su marido haciendo pasar
una roca envuelta en frazadas por su hijo, para que la devore a ésta en lugar
del retoño. Acción que se puede analogar a lo hecho por Ofelia, que engaña al
sapo haciéndole creer que las tres piedras son bichos para que las coma. Como
consecuencia, la criatura “expulsa” su contenido, lo cual representa a los
hijos de cronos (quienes fueron finalmente “regurgitados” por su padre) y
también a la criatura que está por nacer, enlazándolo con la figura de Vidal.
Otra posible
interpretación, es que las tres piedras signifiquen la estabilidad, y el árbol
represente el devenir. De forma que Ofelia estaría asegurando la base del árbol
de la vida, y por tanto su futuro. Al final de la película se ve una flor en una de las ramas del árbol,
convirtiéndolo no solo en un símbolo de perennidad (sobrevive a todas las historias
y tiempos), sino que también en una imagen de esperanza.
Sobre la
transformación del sapo, también se puede hacer una doble lectura. Su “muda de
piel” se asemeja bastante más a la de una serpiente que a un sapo. En las
culturas antiguas, matar a una serpiente era uno de los ritos o vías para
llegar a la inmortalidad. Cosa que Ofelia finalmente logra.
La segunda
prueba: El Hombre Pálido
Esta prueba esta caracterizada
por la visita a la morada del mismísimo Saturno/Cronos, concepto que ya ha sido
desglosado. Pero también cabe señalar la función que cumplió la prueba en sí, y
lo que de verdad estaba testeando el Fauno en Ofelia.
Cumplida su primera tarea,
aparece el fauno para dar las próximas instrucciones, comiendo y dando de comer
a una de las hadas… No es banal que esté con un trozo de comida en la boca,
pues la segunda prueba, en teoría, pondrá a prueba la capacidad de la niña de
aguantar su hambre y no comer.
El Fauno le dice que ella deberá usar la llave muy pronto.
Hay que decir que la actitud de fauno es extraña a propósito. Se trata de poner a prueba, no la obediencia de la niña, sino su capacidad para ir más allá de la apariencia. Pues el fauno gesticula y habla interpretando ambigüedad, como si fuese interesado y maquiavélico.
El Fauno le dice que ella deberá usar la llave muy pronto.
Hay que decir que la actitud de fauno es extraña a propósito. Se trata de poner a prueba, no la obediencia de la niña, sino su capacidad para ir más allá de la apariencia. Pues el fauno gesticula y habla interpretando ambigüedad, como si fuese interesado y maquiavélico.
La niña parte al
comedor del Hombre Pálido, usa la llave, y extrae la daga del interior de la
bóveda. Pero antes de partir de
regreso, come unas uvas. Aparentemente ha sido derrotada, pues no obedeció al
fauno. Sin embargo, estaba hambrienta y no sintió miedo.
Nótese que el sentido común usado por Ofelia es el mismo que los rebeldes republicanos usan cuando toman la llave y la comida de la despensa.
Nótese que el sentido común usado por Ofelia es el mismo que los rebeldes republicanos usan cuando toman la llave y la comida de la despensa.
La tercera prueba: el sacrificio final
El Fauno revela el propósito de
la daga y de traer a su hermano: derramar una gota de su sangre a la luz de la
luna. No más que eso, una gota, y Ofelia podrá escapar de Vidal y convertirse
en princesa. Pero ella se niega a hacerle daño a un recién nacido. Ante esta segunda
desobediencia, el Fauno estalla en ira. Aparenta que la ha abandonado a merced
de Vidal, y deja que éste le mate.
Pero no es el fin. Gotas de
sangre de Ofelia entran en el laberinto, cumpliendo así la tarea final
necesaria para su inicio: el sacrificio de sí mismo.
Mientras vemos a Ofelia
ensangrentada en el suelo, ella también se muestra en otro reino, el
inframundo, el reencuentro con sus verdaderos padres (Interpretados por Ariadna
Gil, misma actriz que desempeñaba el papel de su madre en el mundo terrenal; y
por Federico Luppi, mismo actor de La Invención de Cronos).
Según su padre el rey, esa
prueba, la tercera y más importante, consistía precisamente en optar por
derramar su propia sangre antes que la de un bebé inocente. El Fauno se aparece
y la felicita, esta vez sin trucos, por su correcta elección.
El palacio al que ha llegado Ofelia tiene dos elementos que conviene
analizar detenidamente: el diseño del piso y los tres pilares.
El primero posee la forma de una vesica
piscis, un antiguo símbolo que fue muy empleado en las antiguas
civilizaciones de Mesopotamia, África y Asia, donde representaba la silueta de
un eclipse.
También está presente en el mundo católico, apareciendo en aureolas del
arte cristiano y sellos de organizaciones eclesiásticas.
En este último, se trataría de una forma geométrica que goza de un
profundo significado religioso, dado que el cociente 265:153 da raíz cuadrada
de 3, o sea, la razón matemática de su altura por su anchura. En las creencias
pitagóricas, esto se ha relacionado con la pesca milagrosa, en el evangelio de
San Juan, donde Jesús capturaba 153 peces. Razón por la cual se consideró un
número sagrado, con el nombre de La
medida del pez, o la Vejiga del pez (vesica piscis).
La interpretación más tradicional es que hace referencia a los genitales
femeninos, debido a que en el arte cristiano surgió primero en las
representaciones de las caderas de la virgen María (anchas para simbolizar su
fertilidad), para luego derivar, de forma vertical, en las aureolas de los
cuadros. Así que representaría a la vulva, retomando la idea de la entrada a la
matriz y la puerta a otro mundo.
Esta figura geométrica se obtiene al combinar dos círculos entrelazados
(nuevamente se estarían empleando de forma sutil estos elementos en el film),
siempre en expansión, formando al centro la vesica piscis, lo que crea el
símbolo de la flor de la vida. Los dos círculos serían el Dios Padre y la Diosa Madre , unificados como
dos aspectos del supremo creador, y representados en los padres reyes de
Ofelia, generando ésta matriz cósmica, su hija, en el centro. Para numerosos
autores del New Age, este cruce
generaría un portal, un camino entre el mundo espiritual y material, al cual
habría accedido finalmente Ofelia.
Así, bajo una óptica cristiana-católica (más complejo de inferir, puesto
que la crítica de Del Toro va tanto a la derecha como a la iglesia católica
española), el palacio ostentaría tres pilares que representan a la trinidad
Padre-Hijo-Espíritu Santo. Describiendo la pasión de un Mesías un tanto más
mágico-ocultista y menos religiosa a la que estamos acostumbrados, reutilizando
su idea de un “Jesús-Gris” presente en La Invención de Cronos.
De hecho, una fuerte voluntad, el sacrificio y el renacimiento en el
reino del padre, son sólo algunos de los varios elementos que podemos analogar
entre la pasión de Ofelia y la de Cristo.
Otro posible análisis es que el símbolo se agarre de la concepción
egipcia en que la Vesica
Piscis representaba a un eclipse lunar, retomando la idea de la Luna , pero esta vez con su
luz obstruida, quizás marcando el fin del ciclo lunar y del recorrido de Ofelia.
***
En perspectiva, podemos apreciar que las tres pruebas hablan de lo mismo:
enfrentarse al fascismo, encarnado en el personaje de Vidal, y representado de
distintas formas. Primero como un sapo, luego el Hombre Pálido, y finalmente
con él mismo Vidal como verdugo. Basta con comparar la narración mágica con la
terrenal.
La llave dorada (o cósmica) obtenida por la niña del estómago del sapo,
la llevará a la despensa del Hombre Pálido en el comedor de su banquete, donde
encontrará una daga, que la llevará a su última prueba.
Esta simple, y aparentemente ilógica, secuencia
de hechos mágicos se revela como la analogía de lo realizado por los seres
humanos en el mundo real: Vidal controla la distribución de alimentos y la
llave de la despensa del molino donde los guarda. Indiferente al hambre y penurias que pase el
resto del pueblo, el sigue acaparando los alimentos. Igual que el sapo (también
Cronos) que devoraba los bichos del árbol, debilitándolo y matándolo. Poco
después, Mercedes (Maribel Verdú) entregaría la llave a los insurgentes, para
que estos saqueen la despensa, y de paso llevarse algunas armas. Lo que los
fortalecería lo suficiente para enfrentarse a los hombres de Vidal. Acción
representada en la daga que obtiene Ofelia.
Y por si nos quedaba alguna duda, como consecuencia de haber faltado a la
cena de su padrastro, Carmen (Ariadna Gil) castiga a su hija mandándola a la cama
sin cenar. Mismo castigo que aplica Vidal contra los republicanos: privarlos
del alimento.
En resumen, el Laberinto del Fauno cuenta dos historias: una real, y una
fantástica que no es más que una alegoría de la primera. Ambas narraciones,
ambos mundos convergerían finalmente en un solo mensaje, y un catártico
desenlace.
Conclusiones
El laberinto del fauno es una película rica en simbologías y metáforas, que junto con mostrar una auténtica y conmovedora parábola, lleva inserto en sí un mensaje humano muy potente. Describe la búsqueda de una joven incapaz de enfrentarse a la dureza del mundo físico, donde la deshumanización y la represión aplastan su espíritu inocente y juguetón. De hecho, experimentos sicológicos han demostrado que los niños a menudo responden a una realidad insoportable con disociarse en un mundo de fantasía, donde la magia, la aventura y el asombro se encuentran.
Esta película también habla de opuestos y
reversos: la realidad versus la ficción, el bien contra el mal, inocencia, frente
a la edad adulta, femenino versus masculino, supramundo frente al inframundo,
etc. Incluso el mismo fin se puede interpretar de dos maneras opuestas: o bien
Ofelia crea un mundo de cuento de hadas en su cabeza para escapar de la vida
real y en última instancia cometer una forma de suicidio; o se trata
simplemente de un ser "despierto" que vio lo que las masas del mundo
material no puede ver, y que finalmente terminó su proceso de
"iluminación" para convertirse en un inmortal verdadera.
La historia es también una inversión del
paradigma habitual de la auto-realización: la transformación de Ofelia sucede en
las sombras y en la oscuridad. Mientras que la iluminación, como su nombre lo
dice, está asociado con la luz. Idea invertida en esta película, en que fue la
luz del sol fue la causa de su degradación en mortal. La iluminación de Ofelia
pasa en el mundo terrenal, mientras que la transformación espiritual se asocia
generalmente con el cielo. El mismo iniciador, Pan (o Fauno), es una deidad
conocida por emborracharse en el bosque y festejar con ninfas. Mientras que la
iluminación se basa en el dominio de los impulsos más bajos, la consumación de
la iniciación de Ofelia le exige arrastrarse en el fango, ser perseguida por un
hombre pálido y finalmente derramar su propia sangre como sacrificio ritual.
El final era inesperado por donde se le mirara,
a pesar de conocer el deceso de Ofelia. Si bien todos sabemos que la
insurrección republicana fue totalmente aplastada por el franquismo, Del Toro
se dio el lujo de enfocarse en uno de los pocos pelotones de la guerra de
guerrillas que si tuvo éxito en vencer a un escuadrón del ejército enemigo,
durante sus últimos años de existencia. Mientras que Ofelia muere, a manos de
su padrastro. Pero logra completar las tres pruebas, y retornar en espíritu al
inframundo donde la esperaban el Fauno y sus verdaderos padres, reyes de ese
mundo de fantasía. A los ojos del espectador, queda la duda de si todo lo
contado no fue más que una fantasía de Ofelia. No obstante, el mismo Del Toro
ha negado esto en entrevistas, afirmando que toda la historia fue real.
Lo cual, también nos puede remitir a cierto
poema de Goethe, El rey de los Elfos.
En él, Goethe nos hablaba de un niño que veía claramente al rey de los elfos
ofreciéndole ir a su “palacio azul de ensueño” a jugar. Pero su padre no lo
veía, insistiendo en que sólo era el sonido de las ramas lo que escuchaba. El
rey lo seduce con distintas ofertas, pero el padre del niño sólo siente el
rumor del viento y la sombra de las nubes. Finalmente, ante las negativas del
niño, el rey se lo lleva por la fuerza. Pero el padre sólo ve como súbitamente
su hijo muere.
¿Coincidencia? Quizás. O también puede ser otra
posible inspiración.
Y la voz en
off del narrador finaliza la película con un bello epílogo:
" Y se dice que la
princesa descendió al reino de su padre y que ahí reinó con justicia y bondad
por muchos siglos, que fue amada por sus súbditos y que dejó detrás de sí
pequeñas huellas de su paso por el mundo, visibles sólo para aquel que sepa
donde mirar... "
Así, en contraste del monstruo de Jean Babtiste
Grenouille (El Perfume), que no dejó rastro de sí ni de ninguna de sus
fechorías, Ofelia dejó un cuerpo mortal como cualquier otro, pero también
pistas de su aventura maravillosa que, nuevamente, sólo son visibles para
aquellos que saben ver con el corazón.
Este artículo fue sugerido por Omar Ernesto Vega, autor de "Mensajes Ocultos en el Cine Fantástico". También se encuentra disponible en su blog El Futuro Imaginado:
http://anticipacion.blogspot.com/2013/04/todos-los-caminos-del-laberinto.html
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