![]() |
La Bella y la Bestia, 2017 |
Con esta nueva versión con
actores de carne y hueso, entre ellos Emma Watson y Ewan McGregor, Disney
recuperó la clásica historia animada de la Bella y la Bestia. Y como no podía
faltar, los genios de Disney se tomaron la libertad de meter un par de símbolos
ocultos en este remake.
Me refiero a uno que podemos
apreciar desde la primera escena de los créditos, cuando vemos al clásico
castillo de Disney desplegarse ante la pantalla, lo primero que vemos es un
detalle nuevo: una estatua de San Miguel Arcángel en la punta del mástil más
alto.
Un detalle con harta connotación,
en especial si tomamos en cuenta que el mismo San Miguel vuelve a ser visto hacia
el final de la película. Cuando el hechizo se rompe, y el castillo se
transforma de tenebroso en esplendoroso, vemos una trasmutación sencillamente
notable: un dragón de piedra que adornaba la cúspide de uno de los torreones,
se convierte en un San Miguel dorado aplastando al demonio. ¿Elocuente? Más de
lo que parece.
Tradicionalmente San Miguel
Arcángel, jefe de los ejércitos celestiales, representa a la clásica lucha del
bien contra al mal. Un arquetipo que la cristiandad ha aprovechado hasta el día
de hoy para dar rienda suelta a su creatividad más hollywoodense. Y es que podemos
encontrar tantas versiones de San Miguel (casi siempre con su uniforme romano),
como del ser que está pisando: a veces es un satanás clásico, otras es un
reptil como un cocodrilo o una serpiente, y en otras, era que no, un dragón.
Pero vamos por parte. La palabra
dragón viene del vocablo griego “drako”, que significa “serpiente”. Fue
precisamente una serpiente la que tentó a Eva a comer el fruto prohibido en el
paraíso, y de ahí en adelante que la cristiandad asoció a las serpientes, y a
su genérico los reptiles, al demonio. Más adelante, en la Edad Media, se recogería
a una de las criaturas más temidas del folclore contemporáneo, la serpiente-dragón,
como símbolo de las fuerzas de satanás. Esto impulsado por la leyenda de San
Jorge, el primer cazador de dragones, y la descripción que hace el libro del Apocalipsis de estas criaturas.
No obstante, el dragón no siempre
tuvo connotaciones negativas. Los romanos lo usaban como símbolo de poder y
sabiduría, los vikingos los ponían en la proa de sus barcos, y muchas familias
nobles los usaron en sus escudos heráldicos, entre ellas Enrique VIII de
Inglaterra. Razón por la cual, quizás, volvemos a ver dragones en el castillo
de la Bella y la Bestia. Esta vez en el hall principal, donde hay un barroco
dragón a cada lado de la escalera principal.
![]() |
Catedral de Castro, Chiloé |
Cabe agregar, que el hecho de que
siempre varíe el monstruo que está pisando el virrey de los cielos, se debe a
que hacia el final de la Edad Media, la iglesia católica buscaba darle al
demonio una forma antropomórfica en reemplazo del dragón. Un rostro con el que
pudieran empatizar los fieles, con miras a la evangelización. Es así como vemos
en ciertas representaciones cuzqueñas a San Miguel pisando ni más ni menos que
un indio mestizo con cuernos. Allí el mensaje es claro: esto es lo que les pasa
a los paganos que desafían el poder de Dios. Y en la catedral de Castro, en la
isla de Chiloé, San Miguel está pisando lo que parece ser un monstruo marino
sacado de una pesadilla lovecraftiana: verde, con escamas, alas y cuernos. Se
trata indudablemente de un monstruo de la mitología chilota, según los
lugareños un “invunche”. Allí la metáfora también es clara, el cristianismo ha
derrotado a las creencias locales.
Todo esto y más es lo que esconde
la simbología tras la estatua de San Miguel. No por nada, el profesor Bruttenholm
también tenía en su oficina una estatua del arcángel aplastando a la bestia en
la primera película de Hellboy. De este modo, el que veamos al dragón ocupando
un lugar privilegiado en la cima de un siniestro castillo de la Bella y la
Bestia, es una forma bien elocuente de representar que el mal se ha apoderado
de ese lugar. Y que mágicamente sea reemplazado por una estatua del arcángel
San Miguel aplastando un dragón, es una forma bien explícita de decir que ha
triunfado el bien sobre el mal.
![]() |
La Bella y la Bestia, 1991 |
Cabe recordar que algo similar se
dio para la versión original de 1991. Claro que en dicha ocasión era una oscura
gárgola de piedra la que era reemplazada por un ángel de mármol.
Una de las tantas subtramas de la
película, cuyo tema central es que la belleza es interior, y que viene a
sumarle un mensaje bastante cristiano al film. Quizás como forma de matizar el
que también se haya incluido, por primera vez en una película de Disney, una
relación abiertamente homosexual. Tema que tuvo su respectiva polémica, pero
eso es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario