Allá por el 2010, Alfredo Casto
daría una entrevista en CNN Chile donde comentó la última película en la que
había actuado, Post Mortem. Un film de Pablo Larraín (la segunda parte de su
“trilogía informal” de “la edad de las tinieblas” en palabras del crítico
Héctor Soto) donde recorría algunos de los temas más manoseados por el cine
chileno: el golpe militar, la pobreza, la política, escenas de sexo explícito,
y diálogos susurrantes, llenos de modismos (más bien improperios) y silencios. Durante
la entrevista, se le preguntaría sobre los logros y la baja taquilla del cine
chileno. Él no tuvo ningún problema en reconocer que “no vas a poner a una
película chilena a competir con Harry Potter”. Una mentalidad un tanto conformista,
pero sus palabras serían tangencialmente refutadas dos años después con el
estreno de Stephan v/s Kramer.
Comedia cuya taquilla de más de dos millones de espectadores superaría a
cualquier película estrenada en Chile (chilena o extranjera), superando por
mucho a Harry Potter.